domingo, 22 de enero de 2012

EL DÍA QUE CABAÑA GANÓ Y PERDIÓ AL MISMO TIEMPOIU tomó la Diputación, por Juan José Téllez


Francisco González Cabaña creía de antemano que el PSOE de Cádiz, del que ostenta la secretaría general, iba a salir muy tocado del Congreso Provincial celebrado el pasado viernes en El Puerto. En efecto, así ha sido, al menos en lo que respecta a la posición de su ejecutiva frente a los críticos o griñanistas. Aunque ahora mismo sería difícil explicarle a cualquiera quienes son los oficialistas y los disidentes en cada una de las agrupaciones, a escala de toda la provincia gaditana se sabe perfectamente: frente al aparato oficial liderado por González Cabaña y por Luis Pizarro, con la influyente sombra de Manuel Chaves, otro PSOE de Cádiz parece ser posible, de la mano de Irene García, la alcaldesa de Sanlúcar, de Fernando López Gil, líder de la oposición en San Fernando, de Natalia Álvarez y Emilio Aragón, que se atrevieron a echarle un importante pulso a Federico Pérez Peralta en la capital, o de otros alcaldes como el de Algodonales, Ángel Acuña, y el de San Roque, Juan Carlos Ruiz Boix, que demostraron el 22-M que el PSOE puede seguir ganando elecciones a pesar de las horas bajas del zapaterismo. Ese también parecía ser el mensaje oficialista al incorporar a su lista a Gemma Araujo, alcaldesa de La Línea, o Rafael Quirós, de Barbate, dos ciudades emblemáticas por su urgente necesidad de soluciones a los problemas estructurales que no sólo afligen a sus ayuntamientos sino a sus corporaciones. El propio Luis Pizarro o la portavoz socialista en Cádiz, Marta Meléndez, formaban filas en la lista ganadora. González Cabaña había asegurado que sería feliz si ganaba con un 51% y casi ha sido así. Pero de ser cierta su felicidad, parece conformarse con muy poco.
Si Cádiz era el principal feudo del sector crítico a José Antonio Griñán, presidente de la Junta y secretario general de los socialistas andaluces, organizado en torno a su predecesor, el ex consejero de Gobernación y el ex alcalde de Benalup, lo cierto es que han recibido una goleada en propia puerta. El PSOE llevó al Congreso Provincial Extraordinario que se celebró en El Puerto de Santa María a medio millar de delegados elegidos durante las asambleas desarrolladas en las agrupaciones municipales y locales de la provincia, así como los representantes designados por Juventudes Socialistas y por las siete organizaciones sectoriales del PSOE de Cádiz.
Con tan sólo ocho abstenciones, la lista oficial encabezada por González Cabaña ganó por un estrechísimo margen: 259 papeletas que suponen el 50,9 por ciento de los votos y la designación de 13 delegados al Congreso Federal. La lista que se presentaba como «renovadora», encabezada por la alcaldesa de Sanlúcar de Barrameda, Irene García, obtuvo tan sólo nueve papeletas menos, lo que le hace alcanzar un 48,3 por ciento de los sufragios con la designación de 11 delegados para el Congreso Federal de Sevilla en febrero, donde el PSOE decide quién será su futuro secretario general a escala estatal. En esa convocatoria, apenas mes y pico antes de las elecciones autonómicas de Andalucía, no está en juego el liderazgo de Griñán, pero casi lo parece por el denuedo que han mostrado unos y otros a la hora de cimentar sus posiciones. Los rostros más visibles de ese pulso conciernen, desde luego, a esos llamativos y simbólicos fichajes de la oposición interna, frente a algunos otros que también han jalonado las filas del oficialismo, como puedan ser los casos de la concejala sanluqueña María José Valencia, que aceptó ir en la lista oficial frente a la que encabezaba su alcaldesa, o la del gaditano José Berasaluce que en otros tiempos se había posicionado como crítico a la gestión de las ejecutivas que lidera González Cabaña. En este último caso, quizá quepa considerar que en aquel tiempo, no contó con suficiente respaldo regional en un momento en que primaba la pacificación a ultranza del socialismo andaluz y gaditano. Quizá José Antonio Griñán y Susana Díaz, la secretaria de organización del PSOE andaluz y a quienes González Cabaña ha acusado ahora de injerencias, le dejaran como un durmiente a la espera de mejores tiempos. Pero, como en las complejas novelas de John Le Carré, en ese entre tanto se pasó al otro lado de la delgada línea roja.
No parece ser el caso de algunos otros de sus compañeros de entonces, que han respaldado el anteproyecto de sorpasso de Irene García que habrá de concretarse, desde luego, en los resultados del Congreso Federal y en las convocatorias congresuales que, a nivel local, provincial y autonómico, tendrán lugar después de las elecciones del 25 de marzo. Su desenlace resulta, a estas alturas, absolutamente impredecible, ya que dependerá de la victoria o de la derrota socialista en dichas urnas. Ahora se tratará, simple y llanamente, de elegir entre Alfredo Pérez Rubalcaba o Carme Chacón. O cualquier otra candidatura que decida presentarse. No cabe olvidar que en el XXXV congreso federal de junio de 2000, cuando salió sorpresivamente elegido José Luis Rodríguez Zapatero, los principales candidatos a la secretaría general del PSOE eran José Bono y Rosa Díez. Y, entonces, la delegación andaluza, algo más cohesionada que en la actualidad, no tenía claro a quien votar y de hecho cambió el sentido de su voto a medida que se desarrollaban los acontecimientos internos. Un dato para la historia con letras minúsculas: el del viernes, ha sido el primer congreso provincial del PSOE sin la presencia de Rafael Román. Aunque ello no quiere decir que, sin constituir muchedumbre por supuesto, sigan existiendo romanistas que, desde luego, no forman parte del club de fans de la actual dirección provincial de los socialistas.
Aviso a navegantes: aunque en estos litigios internos del PSOE de Cádiz, tan sólo se hable de nombres, estos representan a ideas contrarias o complementarias, como quieran decir. En el fondo, se está hablando de actitudes personales y de estrategias colectivas. Habrá que esperar a la primavera para que el debate se centre precisamente en las ideas comunes, con independencia de quienes obtengan la mayoría suficiente para ponerlas en práctica. Puede resultar bastante penoso gobernar las ruinas a un partido que siempre tuvo hambre de poder.
En cualquier caso, Paco González Cabañas estuvo muy activo ayer en twitter, predicando el apocalipsis por si al PSOE de Cádiz le pudiera sobrevenir una gestora: «Recordaremos por cuanto ZP ganó la secretaría general. Por 9 votos, bonita coincidencia», evocaba en su mensajería. Un día antes, Irene García y Miriam Alconchel, primera y tercera candidata en la lista cremallera de sus opositores, paseaban sus embarazos por el congreso provincial. Tal vez iban preñadas de tiempos nuevos.
¿Hace falta protagonizar un encierro para exigir lo evidente? Lo hicieron durante veinticuatro horas, cincuenta cargos públicos de Izquierda Unida en Cádiz, entre quienes se contaban su portavoz en la capital, Sebastián Terrada, su casi diputado y alcalde de Trebujena Manuel Cárdenas, o el parlamentario andaluz Ignacio Moreno. Todos ellos y muchas otros dirigentes de dicha coalición tomaron posiciones en el salón de actos situado en los bajos de la Diputación de Cádiz y todo ello a pesar de que algunos habían sufrido problemas a la hora de acceder al mismo. En un principio, a mediodía del viernes, se les pretendió impedir la entrada so pretexto de que formaban parte del movimiento Valcárcel Recuperado que celebró una concentración y una degustación de su taller de gastronomía en la Plaza de España de Cádiz. Pero luego, se les siguió diciendo que quien saliera del edificio de la antigua Aduana, no podría volver a entrar. No fue así pero sorprende tantas cautelas cuando los encerrados simplemente reclamaban un plan de empleo, en una provincia donde, hoy por hoy, el desempleo alcanza a 185.202 personas, según cifras oficiales. Lo raro era que sólo se encerrasen los cargos de IU para reclamar algo tan razonable.

(Publicado en La Voz de Cádiz)

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