martes, 17 de enero de 2012

Ocho apuntes ante el 38 Congreso por Luis Arroyo

La elección de un líder de partido en un congreso o una convención es, aquí y en todo el mundo, un proceso en el que juegan variables muy diversas. Una fundamental es cuál de los candidatos o candidatas está en mejores condiciones para representar al partido ante los electores en general y ganarle el poder al adversario en las elecciones nacionales. Unos apuntes sobre esa cuestión, referidos al próximo Congreso del PSOE:

1.  El PSOE necesita un proyecto verdaderamente nuevo, con líderes nuevos. Tenemos un partido demasiado cansado, sin la energía necesaria para hacer frente a una derecha crecida y con mayorías muy holgadas. El motor que teníamos ha prestando un servicio extraordinario durante once años, pero ahora está agotado. Hace falta uno nuevo. 

2.  En la esperanza y la ilusión está la clave. No en el mero pragmatismo. La gente ha asumido que llegaban los conservadores sin ninguna alegría. Se ha dicho mil veces: han ganado con medio millón de votos más que cuando perdieron. No podemos entonces confiar en el desgaste del Gobierno actual, a menos que  termine siendo brutal. Sólo podemos confiar en volver a ilusionar a los tres millones nuestros que no se han ido al PP, sino a otras opciones. Eso exige sorpresa, novedad, ilusión. 

3.  Sólo podemos competir siendo como somos: es decir, genuinamente progresistas, defensores de la acción pública, exigentes en la defensa de los derechos y libertades, solidarios con los débiles. Si nuestro programa tiene que ir hacia un lado, es hacia la izquierda, no hacia un centro que nadie sabe bien ni dónde está ni cómo se le habla. 

4.  Tenemos que hablar con una sola voz en toda España, sí, con coherencia y credibilidad desde el principio. El nuestro es un problema grave de credibilidad. Porque la gente ha percibido bandazos e incoherencias. Por ejemplo, defendimos y programamos primarias y no las hicimos. 

5.  El Gobierno lo hará “bien” durante cierto tiempo. Así lo percibirá la gente, no nos engañemos. Primero porque siempre hay un margen de confianza con los nuevos. Segundo, porque la gente espera tener que tragar sapos y culebras. Lo dice el Gobierno constantemente y nosotros también muy a menudo. Cambiemos ya el disco porque estamos erróneamente contribuyendo a la idea de inevitabilidad: “el Gobierno está haciendo lo único que se puede hacer.” Por supuesto, la “herencia recibida” nos va a seguir castigando. Defendamos que el enfermo está vivo porque Zapatero ya tomó las medidas iniciales. Y recordemos sin miedo que el crecimiento no comenzó con Aznar, sino con González en 1994, que ellos permitieron el desfase inmobiliario letal, que ellos son los enemigos de la regulación, y que son sus comunidades autónomas las más díscolas en el gasto, por ejemplo. Con un poco de suerte, que sólo podemos desear, España estará saliendo de esta en un año. Pero entonces volverá a parecer, que el PP es el milagro económico y nosotros el desastre. Es falaz, pero su verosimilitud puede resultar fatal. 

6.  Recuperemos la calle. Hay un montón de gente que sólo iría a una Casa del Pueblo para manifestarse frente a ella. Tenemos que lograr que entren.  

7.  Seamos educados pero duros si estamos verdaderamente en contra de lo que hace el Gobierno. Si los conservadores castigan a los más débiles, se espera que nos opongamos con toda firmeza. Si no lo hacemos, volveremos a decepcionar. 

8.  Podemos ofrecer un ejemplo óptimo a la ciudadanía. Y lo haremos: si los candidatos se respetan y compiten con lealtad, el PSOE volverá a dar un ejemplo que democracia y participación que el PP aún no ha dado nunca 

El millar de delegados que nos representarán en el Congreso tienen la palabra, pero a mí me parece evidente cuál de los dos candidatos conocidos hasta ahora cumpliría mejor con las líneas aquí esbozadas.

Publicado en la Fundación IDEAS
 

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