sábado, 20 de diciembre de 2014

Las cuevas de María Mocos en Santa María del Mar

Esta nueva foto, es una de las únicas instantáneas tomada en ese lugar, en ella se puede ver con todo detalle, Cuevas de María Mocos, este conjunto de cuevas tiene unos 3 kilómetros de recorrido, pero uno de los lados más conocidos es el que podemos ver en la fotografía, debido a su proximidad a la playa y al instituto Columela. El motivo era que los alumnos veían atractivas estas galerías y se adentraban en ellas, dando lugar a un millar de historias sobre estos túneles.
una vista del lado derecho de los glacis en la primera mitad del siglo XX. Observando bien la fotografía podemos distinguir dos entradas a las llamadas
Contraminas es el verdadero nombre de estas cuevas, es un sistema defensivo subterráneo del siglo XVII y XVII, la misión de estas cuevas era dejar minado todo el subsuelo de los antiguos glacis. El objetivo era el siguiente; en caso de una invasión por tierra, el conjunto de murallas obligaba al ejército enemigo a pasar por encima de este ramal de cuevas, donde tenían colocados estratégicamente unos hornillos, estos hornillos eran pozos que subían a la superficie y escondían una carga explosiva, que se harían volar simultáneamente para explotar toda la superficie del glaci cuando el invasor estuviera postrado en él, dando un gran golpe que neutralizaría junto con el fuego de artillería, desde las Puerta de Tierra hasta los atacantes.
Las dos entradas que se pueden ver en la foto no son originales, esas entradas son originadas por el derrumbe de una galería paralela, de unos 200 metros, que unirían estos dos ramales, siendo el único punto en los 3 kilómetros de túneles que se pueden comunicar las dos largas lineas de túneles. Al ramal desparecido en las cartografías militares del siglo XVII se le denomina “galería aspillerada”, su misión era defender todo el bajo de muralla de Santa María del Mar. Este túnel, en su interior, tenía cada 2 metros una aspillera de disparo, donde el soldado disparaba desde dentro del túnel, estando protegido de los disparos del exterior. La desaparición de esta galería se le puede achacar al mar y al azote de las olas en los grandes temporales de invierno. En los documentos de la época queda registrado el gran problema que se encontraron los ingenieros militares para poder dejar amurallado la parte del Campo del Sur, llamando a esta muralla como la del Vendaval.
Las crónicas de la prensa también recogen algunas noticias sobre estas dos entradas, ya que una de ellas, la más lejana a lasPuertas de Tierra, tenía un gran pozo a pocos metros de la entrada en el cual cayeron algunas personas que tuvieron que ser rescatadas.

(Tomado de CádizDirecto)

jueves, 18 de diciembre de 2014

Cádiz: una trilogía milenaria, por José María Esteban

En materia de Patrimonio no se debe ser en absoluto ni parcial ni excluyente. Cádiz podría huir de tópicos trimilenarios que pudieran encorsetarla, como los nuevos eslóganes de la sonrisa o el funcionamiento. Cádiz debe rescatar su mejor atuendo siendo unas de las ciudades más modernas y antiguas a la vez. Un vestido de gala que la haga lucir deslumbrante como urbe singularmente atractiva. 

A la vez, ya lo hemos dicho insistentemente, Cádiz pertenece a un marco geográfico y paisajístico que, con el liderazgo de una desbordante generosidad, la destacaría como guiadora de sinergias, donde tiene mucho que ganar y absolutamente nada que perder. Olvidar en su reconocimiento un fructífero pasado, un inmediato presente y un ineludible futuro, reconociéndose en el marco de la Bahía, la dotaría de una presencia más completa y deslumbrante. 

Nacen nuevas trilogías que magnifican el encanto de paisaje patrimonial de Cádiz. En un tiempo fueron sus dos mejores columnas: las de Hércules, que contradictoriamente nunca se situaron aquí, origen de su existencia. Pero ya le van naciendo nuevos y duplicados fustes icónicos, que deben suponer su nuevo y mejor mensaje, en este mundo donde existir y competir. 

Tres nuevos elementos geminados surgen en la nueva concepción visual de Cádiz. Fueron las dos torres de la luz, de Toscano y Scalla, de los 60; también los segundos más airosos arcos existentes en el mundo de las grúas-pórticos de Astilleros de los setenta; y finalmente las recientes y majestuosas dos liras de Manterola, con sus dos torres en el nuevo puente en la Bahía. Estos nuevos tres mitos icónicos pueden suponer la renovación, no solo del paisaje gaditano, sino de la necesaria y soportada ilusión que necesita nuestra ciudad. Luz, puerto y llegada. Lo que siempre ha identificado, como ninguna otra, nuestra fulgurante ciudad.
( Tomado de Diario de Cádiz)