martes, 17 de agosto de 2010

¡Nos vamos a homologar!

Con certera agosticidad, el ministro de Fomento, José Blanco, considera que en España “los impuestos son muy bajos” y cree que debe abrirse una reflexión sobre si deben subirse para “homologarlos” a los de los países europeos. Lograríamos así –dice- unas infraestructuras de primera.

Comparto con arrebatada pasión ese sueño desde hace años: homologarnos con Europa. Sólo que la ecuación exige un equilibrio. Y son inexcusable –y prioritarios- otros factores de homologación. A saber:

SUELDOS. España, junto a Grecia y Portugal, mantiene los sueldos más bajos de la UE anterior a los tradicionalmente mal pagados países del Este. Muchos ciudadanos europeos cobran el doble que nosotros y varios Estados han logrado erradicar el “mileurismo”.

GASTO SOCIAL. España está casi 7 puntos por debajo de la media de la UE.

EDUCACIÓN. También invierte España 2 puntos -en este caso- menos que la media de la UE.

ECONOMÍA SUMERGIDA. Controlable a través de una adecuada política y gestión fiscal, España ostenta el récord de esta lacra social, solo superado por Grecia, según el último estudio.

Precios “competitivos” –en el sentido de estar al nivel de quienes cobran el doble que nosotros-, el acceso a la vivienda más difícil, con unos de los precios más elevados de la UE, las comisiones bancarias más caras, y también las tarifas de Internet y telefonía móvil (las que por ejemplo me impiden abrir páginas e incluir enlaces, con un dispositivo de movistar en un lugar tan remoto como un pueblo de Huesca). Realmente, queremos homologarnos con Europa, pero en el paquete completo.

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