Hoy ha trascendido que el número de afiliados a los principales sindicatos que operan en nuestro país, Comisiones Obreras (CC.OO) y la Unión General de Trabajadores (UGT), han perdido 276.086 afiliados en el último año.
De tal manera que si en el año 2008 el 17,4% de los trabajadores en activo pertenecía a alguna organización sindical, al año siguiente solo lo hizo el 17,2%.
Otra información relevante de las estadísticas conocidas, fue el poco auge que están teniendo los sindicatos entre los trabajadores más jóvenes. Por ejemplo, si nos centramos en los afiliados en el tramo de edad de 25 – 29 años, se ha producido un espectacular descenso desde el 12,2% del año 2007, al 8,1% de 2009.
Aunque los sindicatos, ‘justifican’ este descenso con el gran incremento del desempleo. A mi me da a pensar que a la vista de los acontencimientos, los trabajadores que son quienes buscan en este tipo de organizaciones laborales aquellas garantías que desean cubrir, se encuentran en una situación de desamparo y de pérdida de credibilidad que les ha llevado marcharse de estas organizaciones.
Hemos sido testigos en multitud de ocasiones de intervenciones tanto de Cándido Méndez (UGT), como de Ignacio Fernández Toxo (CC.OO) en las que prometían el ‘oro y el moro’ a los trabajadores, pero que han mostrado una actitud pasiva a pesar de que la tasa de desempleo de la economía española haya superado el 20%.
Los sindicatos, que tienen una innegable función social, no hacen honor a este deber para con la sociedad, centrándose en los intereses económicos y políticos de su cúpula directiva, olvidando a unos trabajadores cada vez más indefensos y debilitados por los efectos de una devastadora crisis económica, que les deja a sus suerte sin apoyo de ningún tipo.
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