martes, 29 de junio de 2010

Debate sobre el "Estado de la ciudad de Cádiz". Intervención del portavoz socialista, Rafael Román

“Tómate tu trabajo en serio, pero jamás a ti mismo. Tú importas más bien poco en medio del circo que hay montado ahí fuera.”

Lo dice Clint Eastwood y el consejo vale para todos nosotros y para todas las ocasiones en las que nos enzarzamos en discusiones bizantinas que no entiende casi nadie. Espero que hoy no sea uno de esos días. Y el circo –por utilizar el término de la cita- está en estos momentos en la calle, en la situación más complicada que nunca que, desde el punto de vista económico, vive nuestro país, aunque con un nivel de renta considerablemente más alto. Abandonemos pues todo personalismo y vayamos a los grandes problemas de la gente.

En efecto, Gobierno, CC. AA., Ayuntamientos, particulares, empresas, banca y cajas de ahorros y opinión pública nos hemos dado cuenta que –en conjunto- hemos vivido en un mundo global ignorando por una parte una competencia y un dumping social internacional –sobre todo asiático- (que se nota en la fisonomía de nuestras calles comerciales y es bien visible en los “made in” de las etiquetas de los productos que compramos cada día) que obliga a toda la Unión Europea a una adaptación a las nuevas circunstancias brutal, y por otra con una crisis financiera tan fuerte como desconocida desde hace 80 años. El conjunto de nuestro país se ha endeudado y sólo hace unos días se publicaba que debemos como país una deuda de 1,7 billones de euros. Pero –no nos engañemos- mientras que la deuda pública representa el 53% del PIB, la privada está en el 178% del PIB de España. El propósito de las grandes reformas estructurales que está haciendo nuestro país, que unánimemente se exigen, pero con las que casi todos eluden comprometerse, están afectando a los servicios (ley ómnibus), a las pensiones, a la reforma laboral y a reestructuración financiera (especialmente cajas de ahorros) y trata de afrontar esta situación en medio de serios ataques especulativos al euro y al estado de bienestar.

Nosotros somos casi una isla, pero, en esto, en Cádiz no vamos a estar al margen de esta nueva situación y cuanto antes tomemos conciencia, nos adaptemos y tomemos las medidas precisas, mejor.

Nuestros modos de vida van a cambiar, nuestras mentalidades van a cambiar porque –y es frase muy conocida- si el mundo está cambiando, nosotros tenemos que cambiar con él. Felipe González lo ha dicho en su informe de Presidente del “Grupo de Sabios”: Que los europeos nos encontramos en un punto crítico de nuestra historia,…que tenemos que hacer frente a las transformaciones drásticas del mundo y que el dilema es claro: reformarse o decaer. Los ciudadanos solo van a entender, -sigue diciendo Felipe González- abrumados por la crisis que no provocaron, que se les digan estas verdades con claridad y que se les llame a compartir un esfuerzo de superación comparable al que levantó a la Europa libre después de la segunda guerra”

En medio de esta crisis nosotros no podemos bajar el nivel de discusión desconociendo lo que está afectando a nuestros empresarios, a nuestros trabajadores y al propio Ayuntamiento –como hemos visto recientemente en el Presupuesto Municipal, con su minoración de ingresos reales y su elevado nivel de endeudamiento- así como al conjunto de nuestra ciudad.

Hace justo un año, en el anterior debate sobre el estado de la ciudad, marcábamos aquí nuestros cuatro desafíos, que Vds. recordarán perfectamente: la crisis económica, la conmemoración del Bicentenario, las nuevas infraestructuras de acceso a la ciudad y el nuevo PGOU. Estamos en las mismas porque son todos asuntos de mucha trascendencia y de largo alcance y sobre ellos ha girado buena parte del debate ciudadano en nuestra ciudad con muchos flecos todavía pendientes todos ellos.

No es la primera vez que nos ha tocado vivir momentos difíciles. Y no hablo de siglos pretéritos ni del efecto que tuvo en Cádiz la pérdida de las colonias ni de las reiteradas peticiones de Puerto Franco para nuestra ciudad como remedio a todos sus males, sino de acontecimientos que hemos vivido la mayor parte de los que nos sentamos aquí.

Hemos vivido anteriormente momentos malos en la ciudad, crisis de la pesca, del puerto-desde la OTP a la salida de la Sea Land para Algeciras-, Astilleros, Casa, Tabacalera, Delphi…y entre todas han dejado un sustrato de incertidumbre y de desconfianza en nuestro futuro y en nuestras propias fuerzas para superar el envite que nos ha lanzado nuestra reciente historia.

Una vez más nos encontramos frente a grandes problemas y ante grandes retos. Ahora la situación se enuncia brevemente: tres de cada diez gaditanos se encuentran en desempleo, a pesar de la pérdida de población que ha afectado a muchos miles de conciudadanos, muchas empresas han cerrado y la situación de pobreza ha hecho la vida más dura a muchas familias. Lo vivimos en barrios muy conocidos de Cádiz desde la Viña a Loreto y desde la Barriada de la Paz a Santa María, entre otros.

Podemos rendirnos al pesimismo y a la desolación. Pero ni lo debemos ni lo podemos hacer. Ni lo vamos a hacer. Sería traicionar a nuestros convecinos pero también es traicionarles no decirles la verdad. Porque esa es siempre la primera condición para salir adelante. ¿Qué le decimos a los miles de jóvenes que envían sus currículos a cientos de empresas o instituciones esperando unas respuestas que no llegan? ¿Qué les decimos a los padres y madres de familia que han agotado su desempleo y tienen que pagar su hipoteca o su alquiler sin poder? ¿Qué les decimos a los mayores que tienen que acoger de nuevo a una parte de su familia para hacer frente a sus necesidades más perentorias? ¿Qué les decimos a los que tienen amenazas de embargo?

La verdad es que no vivimos un periodo normal. Vivimos un momento especial de una crisis inesperada. “La fiesta se acabó”, dijo un periódico anglosajón refiriéndose a España, pero alguien contestó “aquí, pero no en China”. Y desde luego se equivocarían Vds. si pretenden decir que es el PSOE el responsable de esta crisis y deciden hacer un debate de bajos vuelos cuando estamos viendo la adopción de medidas draconianas de ajuste a lo ancho y largo de toda Europa con una crudeza que no se recordaba en nuestro entorno desde hace décadas. Nosotros asumimos nuestra parte de responsabilidad, porque gobernamos para lo bueno y para lo malo, pero las Cumbres de casi cada semana de la Unión Europea o las del G-20 nos indican que lo que está sucediendo es bastante más profundo que algunas explicaciones simplistas al uso.

Decía antes que no podemos rendirnos al pesimismo y a la desolación pero todos tenemos que sacar conclusiones. La primera es que la economía y el empleo es lo más importante en una ciudad.

La base económica de la ciudad es la que hay que preparar para el cambio, máxime en una ciudad que ha estado mal acostumbrada a la dependencia del sector público durante décadas.

Las infraestructuras son importantes, pero la creación de empresas también, y probablemente más.

Aprovechar nuestras ventajas comparativas es la primera condición para destacar y empeñarnos en sacar esas ventajas adelante debe ser la tarea prioritaria del gobierno local. Ese es el verdadero terreno del impulso.

Esa es la tarea pendiente.

A su análisis dedicaremos nuestro esfuerzo en el día de hoy.

Podemos librar las mismas batallas dialécticas que nos echan en cara una y otra vez la opinión pública y la opinión publicada. Podemos también hacer del día de hoy un día de elecciones generales o municipales. Pero no lo es. Debe ser un día de un debate útil en el que por supuesto nuestras diferentes ideologías políticas tienen que mostrarse con sus respectivos perfiles- que no son y no serán nunca iguales- pero tampoco podemos producir al pueblo de Cádiz la frustración de proporcionarle un espectáculo de una campaña adelantada para conseguir unos titulares que no le sirva a la gente, que divida a la ciudadanía y que provoque acumular desengaño a la crisis que vivimos y de la tenemos que salir como sea y cuanto antes , con el concurso de todos.

Las ciudades no permanecen inamovibles. Cambian, se transforman. También nosotros hemos visto buenos sucesos, la creación de la Universidad de Cádiz con sus flamantes facultades, el rescate del Puente Carranza o su carril reversible, el soterramiento de la vía del tren, la apertura de nuevos muelles, la restauración de la playa y el paseo marítimo, el Palacio de Congresos, la apertura de nuevas superficies comerciales, la rehabilitación de barrios y del Casco Histórico de nuestra ciudad…

Pero lo primero de todo es garantizar y reforzar la base económica de nuestra ciudad. Tenemos que saber diferenciar lo fundamental de lo accesorio. Lo fundamental es un compromiso por renovar nuestra economía. Lo accesorio todo lo demás.

Garantizar el centro de reparaciones de Cádiz de Navantia, el mejor de España en su especialidad y demandando -como es lógico- mayor actividad y ocupación para el mismo.

Apoyar los planes de ampliación del Puerto, hoy la primera industria de Cádiz, a pesar de todos los inconvenientes para la ciudad pero como primera fuente de empleo es, por tanto, imprescindible.

Defender la ciudad universitaria y culminar cuanto antes el mapa que corresponde a Cádiz en el diseño universitario con la vuelta a Cádiz de la Facultad de Ciencias de la Educación con varias titulaciones en magisterio, psicopedagogía y las que se implantarán en 2011 de psicología y ciencias de la actividad física y el deporte.

Hacer efectivos los convenios con Zona Franca para acometer de inmediato la transformación del polígono exterior de Zona Franca que espera ya 15 años. Tantas veces anunciada como nunca acometida. Ahí, industria limpia, punta y tecnológicamente avanzada.

Convertir los Depósitos de Tabacos en un centro de generación de empleo de Internet, actividades audiovisuales, nuevas tecnologías, industrias culturales y de la creatividad, además de las admitidas en nuestra alegación sobre el uso para Ferias y Exposiciones como complemento necesario del Palacio de Congresos. El nuevo paradigma es la economía del capital humano, el conocimiento y la sostenibilidad ¿Quién lo duda? Y más en una ciudad universitaria. Nuestra principal tarea es proporcionar zonas de calidad urbana y con conectividad para la implantación de las nuevas tecnologías y la investigación con espacios y equipamientos altamente cualificados.
Conservar como suelo industrial y productivo los de la actual Fábrica de Tabacos con la colaboración de la Zona Franca de Cádiz.

Ahora es el tiempo. Es hoy, no mañana.
Tenemos que ser capaces de hacer de esta crisis una oportunidad para cambiar. Esta es la hora de hacerlo. Contando con la UCA y atrayendo a los mejores.

Como éstas podemos tener algunas áreas más de consenso para salvaguardar lo que es esencial en una ciudad: su base económica.

Desde luego la terminación de las infraestructuras (Ave y Puente) que están en marcha entra de lleno en este apartado de necesario consenso reivindicativo. Estamos desde ya de acuerdo en que se trata de apuestas de Ciudad, de Bahía y de la Provincia. En esto nadie puede tener duda alguna.

Pero aquí no termina lo que podemos hacer juntos.

Otra área de consenso –de unanimidad política que tenemos que convertir en unanimidad social- porque es de los asuntos que da la talla del nivel educativo, cultural y turístico de una ciudad es aquella que consiga -tanto con campañas de concienciación como con sanciones duras- la eliminación del vandalismo y el predominio de la educación cívica y del respeto a las personas y a los bienes y espacios públicos. No se puede consentir que por gusto o por saturación etílica o de otro tipo se falte a las más elementales normas de la convivencia ciudadana o se deteriore impunemente el mobiliario urbano sin coste alguno para el grosero o el gamberro, vaya a pié o motorizado. Ahí estamos fallando y tampoco en eso podemos arrojar la toalla para que el osado le gane la partida a la convivencia y a los buenos modos. Nuestra propuesta de ordenanza sigue en pié pero la asistencia y presencia activa policial también es fundamental.

El 1 de Enero de 2009 vivían en Cádiz 126.766 habitantes, el 75% de ellos nacidos en Cádiz. Hace 20 años vivíamos en Cádiz 30.000 personas más. Hace sólo 10 años 14.000 habitantes más.

Con ser esto preocupante más lo es aún que se haya invertido la pirámide poblacional y que este año se haya producido por vez primera que hay más habitantes de más de 65 años que de más de 20 años. 24.000 por 22.000. En 1996 los mayores de 65 años representaban el 12,77 % y hoy son el 18,24%.

En términos de población activa en los últimos 15 años hemos bajado de 102.917 a 88116 es decir casi 15.000 personas activas menos. A pesar de la pérdida de población activa el paro registrado sube sistemáticamente. Por ejemplo, comparando 1.999 hasta 2.009 Cádiz pierde 15.689 habitantes y “gana” 2.942 parados. En población activa Cádiz ha perdido desde 2.003 al día de hoy 8.000 personas en edad activa y sin embargo el paro ha subido en 1.500 personas

Hasta aquí los datos.

No estamos repartiendo culpas. Estamos solamente haciendo un diagnóstico real de la ciudad que nos convoca hoy a debatir sobre su situación. Por cierto, los técnicos de PGOU no solo confirman estos datos -ratificados ya por el Pleno Municipal- sino que auguran un descenso continuado de la población hasta al menos 2016.

Permítanme que les diga que eso hace más inexplicable aún la actitud cabezona del Equipo de Gobierno de este Ayuntamiento de insumisión estadística ante las cifras del Instituto Nacional de Estadística. Porque la realidad es que la ciudad de Cádiz ni siquiera en un escenario de pérdida grave de población es capaz no ya sólo de estabilizar sus cifras de paro sino que las incrementa. Hay un dicho que se atribuye tanto a los padres fundadores de la democracia americana como a los iniciadores del periodismo escrito pero el caso es que es concluyente: “las opiniones son libres pero los hechos son sagrados”.

A nuestro juicio es el segundo tema de importancia que deberíamos afrontar para que el envejecimiento de la población no mate las posibilidades de futuro de nuestra ciudad. Ya hay más mayores que jóvenes. No creo que nadie discuta que es una tendencia que resta dinamismo a la ciudad, le resta ventas, le resta alegría y se come su porvenir, por eso llama la atención que se diga por el Equipo de Gobierno, conociendo estas tendencias porque están reflejadas en los informes técnicos, que el PGOU es sobre todo para los jóvenes.

Habrá que decir de esto lo que dijo el Guerra de aquel torero valiente que se la jugaba todas las tardes en la plaza –Belmonte- “el que quiera verlo torear, que se aligere”. Así estamos en Cádiz con los jóvenes.

Que el problema de la carestía de la vivienda –ligada a la dificultad de suelo- está a la base de la fuga casi masiva de habitantes no es preciso encargarla a ninguna universidad ni consultoría para saberlo. Es obvio y la calle nos lo dice cada día. Las limitaciones físicas de Cádiz no las puede negar nadie. Pero esta situación a lo que nos obliga es a que tengamos que ser más meticulosos y exigentes en la búsqueda de más espacios para viviendas sociales como primera demanda para el nuevo PGOU.

Si el Plan de Ordenación no es el medio para definir y llevar a cabo una política pública de vivienda no es nada. Eso es categórico. Aquí tenemos una tarea intensa de colaboración de las Administraciones si lo que interesa son las personas. La labor que podemos afrontar es la mejor para Cádiz sin duda alguna.

Si el Plan dimite de entender la vivienda como servicio público no es buen Plan.
Si el Plan renuncia a crear el marco urbanístico para dar cabida en la Ciudad de Cádiz a la población existente, a la población residente - y no decimos ya a la que se ha ido- ¿para que se hace el Plan?

Nos encontramos una clara contradicción -que se da en población, en transporte y movilidad y también en el apartado de vivienda- entre los supuestos principios del Plan y sus propuestas concretas. El número de viviendas que el Plan prevé no es más que la resultante de la aplicación de las edificabilidades asignadas a cada unidad de actuación, sin que encontremos un balance del número de viviendas, de la población y su proyección, del necesario equilibrio entre vivienda y empleo, entre viviendas y equipamientos y entre viviendas y espacios públicos.

Así, cuando se ha realizado un registro de demandantes de vivienda nos estamos encontrando palmariamente con la realidad de la tipología de las viviendas que reclaman los ciudadanos que son viviendas protegidas y viviendas para jóvenes.

Lo más importante del Plan son una serie de fichas de actuaciones urbanísticas en las que se señalan los volúmenes edificables a los que se denomina, para más INRI, “edificabilidades lucrativas”. Muchas de estas operaciones son inviables por muchos años y otras probablemente no se hagan nunca porque están diseñadas y propuestas respondiendo a las apetencias de la pasada “burbuja inmobiliaria”, de la que estamos saliendo tan escarmentados que no se va a repetir fácilmente. Que el precio de la vivienda subiera un 15 o un 18% anual cuando el IPC estaba por debajo del 4% era tan disparatado como inviable económicamente. Sencillamente ha ocurrido lo inevitable.

El Plan finalmente no puede ser un conjunto de propuestas aisladas elaboradas pensando en su despliegue infográfico, alargando un proceso mediático entendiendo el Plan como una continua campaña propagandística precisamente en la actual situación de crisis inmobiliaria en la que las operaciones propuestas son claramente inviables, mientras que los problemas abordables de la ciudad siguen sin resolverse.

A pesar de todo, intencionadamente queremos huir de las críticas habituales que nos venimos haciendo en los plenos mensuales. No tiene sentido. Este es un pleno diferente. Es un pleno de balance y de ideas.

Todos los que estamos aquí somos gaditanos, pero a ninguno de nosotros se nos puede permitir ser gaditanos de vía estrecha. Tenemos en perspectiva una celebración y mucha responsabilidad. Cádiz está ya de moda y se va a poner más aún. De aquí a 2013 serán dos años y medio de muchas visitas, congresos, reuniones y convenciones de todo tipo. Hay bastante interés en visitar Cádiz y hasta en vivir en Cádiz porque el desarrollismo hacia Puerta Tierra salvó al Casco milagrosamente.

Hablando sobre los viajeros que visitan Cádiz José Pedro Perez-LLorca nos decía hace poco que “todos los visitantes, playa, bahía o ciudad deben ser bienvenidos”. Compartimos su opinión y su actitud. No siempre ha sido así porque este Equipo de Gobierno le pasó injustamente el tamiz ideológico y su antipatía a algún ilustre visitante a nuestra ciudad, lo que significó un craso error.

Cádiz ha ocupado un papel político más destacado que el de su propia dimensión demográfica o territorial como ciudad. En buena medida porque hemos tenido como representantes -no antes con Presidentes de la Republica o del Gobierno sino en la democracia reciente- a destacadas personalidades de la vida política española. Desde García Diez a Rodrigo Rato, de Alfonso Perales a Carmen Romero, de Miguel Arias a Manuel Chaves o Ud. Sra. Alcaldesa que ha sido candidata a la Presidencia de la Junta en dos ocasiones –entre otros-. Ahora la situación es que Chaves, Bibiana y Rubalcaba están en el Gobierno y Pizarro en la Junta. Estoy convencido que ese peso político ha contribuido a que muchas decisiones se hayan adoptado por el fuerte compromiso de nuestros representantes con nuestra tierra y nuestras fuerzas políticas tienen que marcarse el objetivo de que esa línea de políticos de presión para su territorio y sus ciudadanos continúe, incluso con carácter trasversal, como se hizo con el 12.

Vamos a ocupar –esperemos- como gaditanos también mucho espacio en los medios de comunicación de todo el mundo. Para ocuparlo adecuadamente hace falta un programa exterior del Bicentenario que tiene que aprobar la Secretaría de Estado de Turismo y la Junta de Andalucía con el Consorcio cuanto antes para que su nivel de potencia sea el apropiado y acorde con la importancia del evento que conmemoramos. La cuenta atrás ya ha comenzado y tenemos los instrumentos legales y financieros para llevarlo a cabo.

Además de lo que tienen que hacer otros es fundamental lo que hagamos nosotros. Y si falta ese programa internacional falta un Programa de Voluntariado que implique al gaditano de manera efectiva y práctica. Sin la participación de la calle, de la gente el Bicentenario no es nada y ésa sí es exclusiva competencia del Consistorio, porque por definición el espació público es donde reina la ciudad y lo organiza el Ayuntamiento.

Tenemos que hacer una salvedad, que no se haga para llenar de grandes carpas la Plaza de la Catedral, nuestro monumento más representativo. El espacio público es el escaparate que la ciudad ofrece a sus habitantes y a sus visitantes por eso debe ser el mejor y el más mimado.

El plan hotelero ha fracasado. Era necesario un plan hotelero a la altura del acontecimiento y las dudas, los retrasos y la falta de impulso a nuevas iniciativas han hecho que el desarrollo de la oferta no se haya llevado a cabo. Va a ser la mayor carencia con la que nos vamos a encontrar para que Cádiz-Ciudad y su economía rentabilicen mejor el 12. Sin duda las plazas hoteleras de la bahía aprovecharán nuestras carencias.

A lo máximo que podemos llegar es a crear una red de Bed & Breakfast basada en determinadas casas burguesas o casas palacio de Cádiz

El año pasado propusimos –entre otras- iniciativas relacionadas con hacer patrimonio gaditano orgulloso y rentabilizable a Falla y a Celestino Mutis –cuyas ausencias son escandalosas en nuestra ciudad- y un Museo de la historia de Cádiz con América en la Cárcel Real.

En este debate nos gustaría, además, proponer la realización de una asociación con Diputación e incluso con la Junta para que Cádiz disponga de un buen Centro de Arte Contemporáneo – que es una idea que compartimos plenamente- consiguiendo que se mejoren las colecciones municipales con parte de la excelente colección de la Fundación Provincial de Cultura de la Diputación y con la colaboración de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. De otra forma la colección estaría –en nuestra opinión - coja desde el principio.

Igualmente resulta cada vez más necesario rescatar y conservar el patrimonio iconográfico que contienen las imágenes fotográficas, patrimonio menos valorado que el documental y que ha llevado a que se tengan menos colecciones en los fondos oficiales. En la ciudad de Cádiz existen colecciones como la colección de Ramón Muñoz- en posesión de Julián Oslé y los de Segundo y Rosita, Duboy, Movellán y Juan Martínez Neto “Juman”. Se deberían intentar incorporar a nuestros archivos o adquirir para garantizar que no se pierdan ni dispersen y para conservarlos en un Museo Iconográfico o Fotográfico de Cádiz- el de las Cortes y Sitio de Cádiz ya lo hizo Cayetano del Toro- (aunque en estos años está más tiempo cerrado en renovación permanente y perdiendo fondos que abierto) para preservar la conservación de la memoria fotográfica para las futuras generaciones.

También es una necesidad la apertura de las murallas y los baluartes al paseo público -muchas veces anunciado- y la dignificación de los mejores y más impresionantes lienzos de muralla que son los que se asoman a la Estación.

Estamos de acuerdo con una petición unánime conjunta de todos nosotros de los cañones encontrados en Canalejas para que se expongan en Cádiz cuanto antes en sus lugares históricos.

Del mismo modo se hace necesario un programa de colaboración publico-privada que tenga dos patas en la rentabilización de nuestro patrimonio. La primera para conseguir que determinados bienes de la ciudad, por ejemplo La Bella Escondida o la Casa de las Cuatro Torres u otras, se pongan al servicio del desarrollo turístico de la Cádiz. La segunda sacando a concurso público aquellos locales municipales que son de claro interés turístico o histórico para que los exploten quienes presenten el mejor programa para los ciudadanos, se les obligue en los pliegos a mantenerlos abiertos siempre y no se produzca una apropiación privada de locales públicos dados sin garantías para los ciudadanos ni contraprestaciones para los gaditanos.

Filadelfia, en Pensilvania (EE.UU.), como Cádiz fue un centro de ideas revolucionarias, dio a la luz la Declaración de Independencia y la primera Constitución del mundo la norteamericana en 1787 y Paris, lugar de la revolución francesa y de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la segunda en 1791. Cádiz, con ocasión del Bicentenario, debería hermanarse con ambas ciudades constitucionales por antonomasia, para que nuestra trayectoria, la de la Constitución de Cádiz y nuestra ciudad sean más conocidas en el mundo.

Podemos aprovechar la difusión que debe dársele a la coincidencia en la Era de la Revoluciones a estas tres Constituciones en la red de los casi 90 Institutos Cervantes de todo el mundo y en la acción tanto del Centro de Estudios Constitucionales como de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales –si el Congreso de los Diputados lo aprueba-. La verdad es que el mensaje que se trata de trasladar es que el inicio de nuestra democracia, de nuestro estado liberal- con la entonación gaditana como dice Marichal- nació al unísono con las grandes democracias del mundo y es el puesto que debemos reclamar con aquella Constitución en la mano. Nacimos en Cádiz con ellos pero nuestra historia nos llevó durante mucho tiempo a otra parte donde no queríamos estar.

Le llevaremos la contraria al inefable Giulio Andreotti que decía cínica y socarronamente que “Gobernar no consiste en resolver problemas sino en hacer callar a los que los provocan”. Ese comportamiento es intolerable en democracia y muchas veces tantas vallas frente al Consistorio sinceramente da que pensar en eso. Y en esta cita podría pensar también, si la conoce, –y con razón- el empresario de la Casa del Obispo cuando realiza sus denuncias sobre el yacimiento y recibe un aviso desde el Consistorio.

Los ciudadanos demandan soluciones y vienen en primer lugar siempre, indefectiblemente, a su Ayuntamiento. No a éste, a todos. Eso lo saben -o lo deberían saber- todos los que se presentan a las elecciones municipales. Fíjense hasta que punto eso está fijado en cualquier sociedad que el noble francés Alexis de Tocqueville lo dejó escrito en el viaje que hizo por America en 1831: “El municipio es la única asociación que está tan identificada con la naturaleza que allá donde hay hombres reunidos se forma espontáneamente un municipio…es en el municipio donde reside la fuerza de los pueblos libres”. Es así también en toda Europa y, desde luego, en Cádiz, desde antes de Cristo y donde su municipio está inscrito en los muros del Foro Romano.

Por cierto, y ahora que celebramos el 200 aniversario del Decreto de Libertad de Imprenta, quisiera recordar una cita del mismo autor –y es justo decirlo hoy como obligado reconocimiento a quienes día a día trasladan nuestros mensajes a los ciudadanos- que supone una certera definición de la profesión periodística. Tocqueville dijo que “la soberanía del pueblo y la libertad de prensa son dos cosas enteramente correlativas…porque la prensa…con su ojo avizor saca siempre a la luz los resortes secretos de la política y fuerza a los hombres públicos, uno tras otro, a comparecer ante el tribunal de la opinión”.

Concluyo ya. Desde luego hemos procurado tener muy presente en toda mi intervención la última frase de la película de Tony Haye en American History X: “La vida es demasiado corta para estar siempre cabreado”. Ahora les toca el turno a Vds. Esperamos la recíproca.

Ángel Ganivet, que se suicido al enterarse de la pérdida de nuestras colonias en el desastre del 98 arrojándose en las aguas heladas de Riga, tiene una frase notable: “el pueblo sabe amoldarse a todo lo que es grande y bello sin desentonar jamás”. Y esta es la hora de Cádiz. Y el pueblo de Cádiz estará sin duda a la altura. Con las dificultades que sea- que son sin duda muchas - estamos aquí para demostrar a los ciudadanos que su falta de motivación y su desesperanza, su desconfianza y su desilusión tienen que cambiar porque nuestra determinación –cada uno con su filosofía política- es salir adelante, nuestra ilusión no se apaga y nuestra voluntad tiene que ser como gaditanos empujar para ser capaces de ganarnos nuestro futuro con tesón y con esfuerzo.

Y si no podemos solos, con Albert Camus le pediremos ayuda al viento y la sal de Cádiz que son bien poderosos.

Ortega y Gasset, en una de esas frases que indican todo un estilo y muchas ideas, nos marca el camino para el Doce y para el futuro de nuestra ciudad: “Solo cabe progresar cuando se piensa en grande, solo es posible avanzar cuando se mira lejos”.

Rafael Román.
28 de Junio de 2010.
Grupo Municipal Socialista.

2 comentarios:

  1. Sobre el puente escribe usted: "Estamos desde ya de acuerdo en que se trata de apuestas de Ciudad, de Bahía y de la Provincia. En esto nadie puede tener duda alguna."

    Pues les comunico que soy también progresista y que SI tengo dudas respeto a este puente. Aún más: lo veo como pieza clave para todos los problemas de Cádiz que usted menciona y muchos más.

    No es falta de usted o de la alcaldesa, es culpa del progreso técnico en la última década. Y SI entiendo que ustedes hacen la vista gorda a estas nuevas realidades y oportunidades, por haber llegado en el momento políticamente inoportuno; dudo que está reacción respeto a infraestructuras para décadas corresponde a su responsabilidad como político.

    Cádiz ha vivido las últimas décadas con infraestructuras del antepasado. Pues con este “precio” se ha pagado algo: Cádiz y su región han “evitado” ser desguazado como otras regiones más “activas” en el mismo tiempo. (Idéntico al casco histórico hasta 2005, pero mientras se lo habéis cargado, patrimonio de clase 2 es pa tirar…; campeones).

    Hoy en el siglo XXI esto representa un valor. La sociedad moderna exige vivir apoyado por técnicas modernas, pero sin notarla. La industria se basa hoy menos en la masa de material, sino en actividades “limpias”.

    Un tren de cercanía moderno que recorre Cádiz – Aeropuerto todos los diez minutos a una velocidad 160 kilómetros por hora, supera el coche como medio de desplazamiento en esta ruta, y logra así la sustitución positiva del medio privado al medio colectivo. Esta técnica está en venta ya desde hace tres años.

    Un tranvía dentro de Cádiz, hoy sin catenaria, ofrece una movilidad urbana incomparable y más eficaz que con el medio privado; esto permitiera a Cádiz un crecimiento económico; un urbanismo atascado no.

    Si uno, por ejemplo usted, se pondría a estudiar los términos “linear” y “radial” respeto a la movilidad en la región y la ciudad Cádiz, se enteraría que representamos una geografía predestinada para esta solución.

    En la historia, el aislamiento de Cádiz ha valido como ventaja estratégica de seguridad. En el siglo XX luego, este aislamiento se ha averiado como desventaja para la industria terrestre. Para el siglo XXI este mismo aislamiento nos regala condiciones para realizar un urbanismo verde y humano libre de emisiones como en ningún otro lugar en el mundo. Esto es LA oportunidad para Cádiz, de posicionarse como urbanismo destacado, deseado por personal calificado y sus familias, y por tanto razón para empresas de establecerse en esta región.

    Con el nuevo viejo puente coche, toda esta oportunidad y este potencial se van al caracho. Cádiz se convierte lógicamente en un atasco de coches, más que lo es ahora, todavía sin puente…

    A esta ciudad la falta espacio; espacio verde, espacio libre, espacio de recreo, espacio humano… pero ahora vamos a transformar cada rincón posible en un aparcamiento…

    ¿Y usted opina que “nadie puede tener duda alguna”?

    Vaya, político. ¿Qué ha proclamado usted? ¿Qué tendremos las infraestructuras más modernas del mundo? ¿Un concepto Carranza de los años setenta?… vaya político.

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  2. De las cosas más bellas y de profundo calado político que he escuchado y leído en ni vida...que no es corta...

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