martes, 30 de julio de 2013

El Sur también existe por Julio Malo de Molina

Sostenía Fiedrich Nietzsche: “Tenemos necesidad del Sur a cualquier precio. Necesitamos acentos limpios, inocentes, alegres, felices y delicados”. No consta que el poeta y filósofo alemán (1844-1900) visitara Cádiz pero sí ciudades análogas, como Siracusa y La Valetta. Mucho se habla acerca de los parecidos entre Cádiz y la ciudad siciliana, pero más semejanzas podemos encontrar con la capital del Archipiélago Maltés, ombligo del Mediterráneo y origen de los vientos, donde a punto se frustra la Odisea de Homero, a causa de la pasión de Ulises por la ninfa Calipso. La ciudad fundada por marinos fenicios se sitúa en la bocana de una ensenada, protegida por sillares que proceden de sus propios roquedales, como la ostionera que configura nuestra “murallita real”. Cádiz se levanta sobre los restos que deja el Guadalete cuando durante la glaciación de Würn abre un amplio estuario, el archipiélago formado por tres plataformas rocosas que los geógrafos griegos reconocen como: Erytheia o Isla Roja, Kontinousa o Isla de los Acebuches y Antipolis o Isla del León. Hemos recorrido en estos textos la fortaleza marina y tal vez interese también pasear hacía el sur, a lo largo de la barra arenosa en forma de cola de cometa configurada cuando se cierra la laguna gaditana, pues al calentarse el clima el río baja pleno de cargas aluviales que deposita entre las plataformas rocosas.

El Frente de Tierra, al sur de la ciudad amurallada tuvo distintas configuraciones: la medieval, la del XVII, y el Baluarte que construyen los ingenieros militares de Carlos III a base de un complejo sistema de glacis, muros y contraminas que hoy sólo puede verse en la maqueta de 1777 tal como se conserva en el Museo de las Cortes. Quedan unos restos que parecen el acceso a un parque temático, con esa torre cuyas garitas no aguantarían una carga de artillería. Funciona como charnela entre dos barrios yuxtapuestos, el Cádiz Intramuros y Puerta Tierra que comienza a urbanizarse cuando se levantan servidumbres militares que controlaban ese territorio del sur, lo cual permite la implantación en 1906 de la línea de tranvías desde el centro antiguo de Cádiz hasta San Carlos y la Carraca, que enlaza antiguos arrabales con nuevos lugares de residencia y recreo: El Transwaal, las Tres Marías, Vista Hermosa y el Balneario de la Victoria. Un modelo de ciudad lineal maltratada por desarrollos inmobiliarios durante los años sesenta y setenta, que han afectado a importantes restos arqueológicos, como las necrópolis púnicas de Punta de Vaca y Santa María del Mar, el acueducto romano; y las Baterías de Primera y Segunda Aguada. El soterramiento ferroviario y el nuevo puente sobre la Bahía alteran esta morfología lineal que se apoyaba en tres elementos. La Avenida, el tranvía y el ferrocarril. Queda un paseo mágico que debemos recomendar al visitante, el que se puede recorrer al menos parcialmente desde La Caleta hasta el Castillo de Sancti Petri en cuyo lugar se levantaba el templo al Melkart de los fenicios y al Hércules romano. Magnífico litoral a poniente y al infinito océano siguiendo la Vía Augusta cuyos sillares aún pueden reconocerse en el tramo conocido como Playita de las Mujeres.


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