miércoles, 26 de diciembre de 2012

¿Hasta cuándo? Rafael Román



HAY temas que se hacen eternos en los medios de comunicación. El ciudadano los lee y se queda como si oyera llover una lluvia fina, de la que empapa suavemente la tierra, como le gustaba al Presidente Aznar para que impregnara su acción de Gobierno en el hombre de la calle. 

Otros que fueron humedeciendo también el terreno con su comportamiento -hasta convertirlo en barro- los había nombrado precisamente Aznar. La lluvia, en este caso, no fue nada fina. Cayó gruesa y durante muchos años y logró mojarnos a todos. Me refiero a los Delegados del Estado en la Zona Franca de Cádiz. En lugar de dinamizar la Zona Franca y hacer que ésta sirviera de revulsivo económico en nuestra capital, que era la finalidad para la que se creó en su día, casi la dinamitaron. Poca diferencia en las letras: dinamizar-dinamitar. En el matiz está, como casi siempre, la diferencia. Muchos ministros de Hacienda han tenido la tentación de suprimirla, por el escándalo continuo en su mala administración. No atinó Aznar, ni los que le procuraron el asesoramiento, con las personas adecuadas. Por el contrario, la gestión completa de sus nombrados está en el Tribunal de Cuentas y en los juzgados. Los trámites de examen contable y judicial son verdaderamente exasperantes. Avanzan a la velocidad de la tortuga aunque es de esperar, como en la fábula, que la tortuga gane la carrera. 

Ahora, tras un periodo administrativo de ocho años dirigido por los socialistas, los populares rigen la Zona Franca. El nuevo Delegado Popular -aprovechando un protocolario desayuno navideño- ha dejado caer graves acusaciones: el Consorcio tiene que devolver -dice el Delegado- 37 millones porque los fondos destinados a inversión se han empleado en gastos corrientes, lo que contravendría toda legalidad. Su antecesor lo niega y la opinión pública -aturdida- que se las componga como pueda. ¿Quién miente? ¿Quién dice la verdad? ¿Es delictivo lo denunciado? Si lo es, ¿por qué no se va adonde se sustancian las irregularidades graves. Si no ¿para qué se echa más leña al fuego? ¿Es simple propaganda? 

Ha llovido mucho sobre la Zona Franca como para que se hagan acusaciones de esa naturaleza sin consecuencias. Esa frivolidad no se sostiene en administradores responsables, ni en funcionarios públicos consecuentes. 

El ciudadano oye llover y se pregunta: ¿Hasta cuando? ¿Escampará alguna vez?

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