No se deben celebrar más elecciones en más de dos años. Los socialistas tienen tiempo y condiciones para resolver sus dilemas estratégicos sin la presión y la urgencia que impone el tacticismo electoral.
Lo primero es recuperar la credibilidad. Un objetivo que requiere coherencia, prudencia y paciencia. Ni los bandazos ni las ocurrencias ayudan. No hay que inventar nada. La gente confía en lo que conoce y sabe cómo funciona.
Lo segundo pasa por dotarse de un discurso económico alternativo al dominante, pero coherente con su acción de gobierno. Haber hecho una cosa y prometer ahora la contraria tiene el mismo efecto devastador que incumplir el programa electoral. No se entiende que el chapucero gobierno de Rajoy vaya a meter la mano por tercera vez en la hucha de las pensiones y los socialistas sigan comprando su relato de que la prima de riesgo se llamaba Zapatero.
Lo tercero es asumir de una vez, sin complejos y con ambición, el discurso federal que le situaría en la posición de centralizad de la mayoría, el discurso que siempre ha conformado parte sustancia de su alma y su historia.
(Publicado en The Losada Inquirer)
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