lunes, 23 de julio de 2012

Teófila malgasta recursos mientras la ciudad se derrumba


Luciano Albarrán
No hace falta hacer muchos estudios para demostrar que la ciudad se encuentra en un estado lamentable. Ni si quiera la intervención de la rehabilitación de la Junta ha podido frenar el abandono de fincas en la ciudad. Desde el ayuntamiento siempre se ha dicho que ante el incumplimiento de la segunda reiteración de requerimiento de obras en una finca, ésta quedaría expropiada por el propio ayuntamiento.
En una semana, la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, ha gastado 640.000 euros de las arcas municipales en un partido de fútbol y en la seguridad de un concierto por la avenida. Para el ayuntamiento estos gastos están justificados en que los comerciantes y hosteleros tienen la oportunidad de hacer caja. En el concierto se demostró que la caja la hacían los supermercados, que vieron aumentadas sus ventas, muchos jóvenes acabaron haciendo botellón. El partido de fútbol sin embargo fue menos productivo, aunque para la alcaldesa fue toda una explosión propagandística a nivel nacional, no olvidemos que Teófila aspira a ser algún cargo importante en el gobierno de Rajoy cuando éste haga su primera crisis de gobierno, aunque ahora con la huída de Arenas se le ha puesto algo más complicado.

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Todo ese dinero gastado en estos dos eventos pudieran servir perfectamente para realizar los requerimientos necesarios de obras y tener una ciudad mejor cuidada, sólo basta con pasear por la ciudad para darse cuenta de lo dejada que está y de la falta de inversión. Cádiz se derrumba, Teófila no parece darse cuenta y sigue despilfarrando el dinero público en aquello que le aporta una proyección personal, dejando de lado las necesidades de los gaditanos.

La lista podría ser interminable, pero mientras haya Onda Cádiz, pantallas led, conciertos, partidos de fútbol o un estadio Carranza de más de 90 millones de euros, la alcaldesa seguirá vendiendo que hace las cosas como quieren los gaditanos y diciéndonos que más de 300.000 personas han ido a ver el concierto, a poco que alguien viera la cabalgata podía percatarse que no se acercaba a esa cifra ni por asomo. Pero esa maquinaria propagándistica es la que hace que nos envuelva en una realidad fingida, una mentira continua de lo que no somos, una ficción de una ciudad que lo que realmente hace es derrumbarse.

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