CÁDIZ, la ciudad que chochea. A pesar de los intentos sobre si se había despoblado la ciudad y en qué dirección al final el tiro ha dado en la diana para reflejar la realidad que se aprecia en las calles y que establece el padrón de habitantes. Cádiz cada día es más vieja.
El Ayuntamiento captó hace tiempo ese cambio sociológico y creó la Concejalía del Mayor, que no sé muy bien si la lleva Tey, Macías, Guerrero , Chaves, todos a la vez o ninguno de ellos. Al parecer, depende de un artefacto administrativo llamado Área de Familia, que no sabemos si incluye también una Concejalía del Cuñao, que llevaría, caso de existir, Pepe Blas, el concejal con más cara de cuñao de toda la corporación.
Teófila entendió muy bien que Cádiz había dejado de ser una ciudad de comerciantes o de obreros para ser un balneario de la tercera edad. Lo que eran los viejos de toda la vida, o los abuelos si se quería ser afectuoso, pasaron a ser los mayores. Y el Ayuntamiento empezó a darles de merendar o de desayunar, que no recuerdo muy bien. O las dos cosas. Se montaba el show en medio de unos cafés y unos bollos para que el PP pudiera largar el consabido mitin. Ahí se fraguó la mayoría social del PP, mucho antes de que llegaran las pantallas LED, Cádiz Conecta, Onda Cádiz, los televisiores de los autobuses y toda la parafernalia del aparato de propaganda municipal, la concejalía general del movimiento o así.
Al fin y al cabo, para qué querer tanta pantalla si con echarles de comer a los mayores ya era suficiente. Así que Cádiz se convertirá en una ciudad provecta en sí misma, por su propia edad y por la de sus habitantes.
Las ortopedias serán la principal industria para proveer de sonotones, dentaduras postizas, muletas, bastones, andadores y sillas de ruedas a los vecinos. Uno de los principales productos de consumo serán los pañales de adultos y la principal fuente de ingresos las pensiones. Esto es Cádiz. De aquí al cielo, pero de verdad.
(Publicado en Diario de Cádiz)
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