EMPIEZO a sospechar de tanta convidá, tanta válvula, tanta barra: nos convidan a un estadio gratis, y no contentos nos traen para su inauguración a la selección olímpica gratis. El croqueteo reglamentario, gratis también. Como las pantallas led, esas que hay por toda la ciudad y que nos han salido gratis total. Los gaditanos no hemos puesto ni un euro. Todo por la patilla.
Días más tarde Carlinhos Brown, que estaba en su casa se dijo: voy a actuar gratis en Cádiz. Dicho y hecho: sin costarnos nada, nos ha cantado gratis eso de pe, pe, pe, pe, pe, pe... Todo de válvula. Y 300.000 personas -¿o eran tres millones?- la mar de contentas bailando alrededor del camión.
Últimamente todo nos sale gratis, desde la tradicional y masiva cena a los jubilatas, la no menos tradicional y masiva inyección económica al Cádiz C.F., hasta las fiestas náuticas, conciertos y viajazos con los concejales luciendo fondo de armario.
Qué bien, nos convidan a todo. Pero ¿quién paga este paseo de la mano de Alicia por el país de las maravillas?
Algunos gaditanos que no merecen ese nombre, derrotistas y envidiosos, dicen que no son más que artificios presupuestarios municipales con megafonía de tómbola para convencernos de que menos es más. A mayor gloria del régimen. Dicen además que eso es adoctrinamiento del tipo "no me obligues a pensar, diviérteme y hazme adicto a las tonterías que me vendes como verdades esenciales". Y añaden esos derrotistas que ese despilfarro conduce a la estupidez autodestructiva y al pensamiento crítico cero.
¿Despilfarro? No puede ser, pues la alcaldesa votó en el Congreso a favor de los recortes sociales y Ella no haría tal cosa. No, porque estar a favor de los recortes a la gente corriente es incompatible con esta tómbola del dinero público en Cádiz.
En fin, a ver si dado el carácter benéfico de esta tómbola, esa gente tan rumbosa que nos convida a diversiones iberoamericanas sin fin, invita alguna vez a puestos de trabajo o a viviendas dignas. Y si no puede ser, pues a educación cívica.
Aún queda verano, pero no creo.
Días más tarde Carlinhos Brown, que estaba en su casa se dijo: voy a actuar gratis en Cádiz. Dicho y hecho: sin costarnos nada, nos ha cantado gratis eso de pe, pe, pe, pe, pe, pe... Todo de válvula. Y 300.000 personas -¿o eran tres millones?- la mar de contentas bailando alrededor del camión.
Últimamente todo nos sale gratis, desde la tradicional y masiva cena a los jubilatas, la no menos tradicional y masiva inyección económica al Cádiz C.F., hasta las fiestas náuticas, conciertos y viajazos con los concejales luciendo fondo de armario.
Qué bien, nos convidan a todo. Pero ¿quién paga este paseo de la mano de Alicia por el país de las maravillas?
Algunos gaditanos que no merecen ese nombre, derrotistas y envidiosos, dicen que no son más que artificios presupuestarios municipales con megafonía de tómbola para convencernos de que menos es más. A mayor gloria del régimen. Dicen además que eso es adoctrinamiento del tipo "no me obligues a pensar, diviérteme y hazme adicto a las tonterías que me vendes como verdades esenciales". Y añaden esos derrotistas que ese despilfarro conduce a la estupidez autodestructiva y al pensamiento crítico cero.
¿Despilfarro? No puede ser, pues la alcaldesa votó en el Congreso a favor de los recortes sociales y Ella no haría tal cosa. No, porque estar a favor de los recortes a la gente corriente es incompatible con esta tómbola del dinero público en Cádiz.
En fin, a ver si dado el carácter benéfico de esta tómbola, esa gente tan rumbosa que nos convida a diversiones iberoamericanas sin fin, invita alguna vez a puestos de trabajo o a viviendas dignas. Y si no puede ser, pues a educación cívica.
Aún queda verano, pero no creo.
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