miércoles, 9 de mayo de 2012

Merkozy, c'est fini, por Rafael Román.

OLOF Palme salió con una hucha por Estocolmo pidiendo dinero para la oposición española, tras las últimas ejecuciones ordenadas por Franco. La derecha se lo tomó a mal y dijeron entonces que pedía para los terroristas. Todavía lo repiten. Eran los tiempos en que el PSOE recibía ayuda de los socialistas europeos para renacer como partido, todavía prohibido, en España. El líder socialdemócrata sueco murió a balazos, años más tarde, en pleno centro de Estocolmo cuando salía del cine, como si se tratase de un anticipo de la terrible saga de las novelas de Millenium. Su crimen nunca fue resuelto. 

En las antípodas de esta actitud, Nicolás Sarkozy ha estado durante toda la campaña electoral atacando al socialismo español, y a Zapatero particularmente, con gran contento y alegría de la derecha nacional, que entendía que la campaña gala era continuación de las andaluzas. Una especie de revancha. Pero le ha salido mal. 

La alegría del 25 de Marzo ha continuado el 6 de Mayo en el campo de la izquierda. La presidencia de la República Francesa va a estar en manos de un socialista durante un quinquenio. Y el del Toisón de Oro, -Sarkozy- que fue homenajeado por el Rey, con la presencia de todos los presidentes de gobierno de España, se queda con el Toisón, pero deja la presidencia. Su campaña, con alusiones diarias a la crisis de España, ha estado fatal. Y la derecha, feliz, porque entendía que eso era contra Zapatero, como si lo de Caja Madrid, Bankia, CAM, Banco de Valencia y Bancaja fuese cosa de los socialistas españoles, que nunca han mandado ahí. Que se lo pregunten a Rodrigo Rato, echado por el PP. Y como si esas críticas no estuviesen afectando a lo que ahora se llama "la marca España", por los suelos, tras lo de YPF-Repsol en Argentina y lo de Red Eléctrica en Bolivia. ¡Qué pena que no esté Zapatero, para llevarse las culpas! 

El nuevo inquilino, con contrato de cinco años, del Elíseo, Hollande, ha encabezado un programa que quiere compatibilizar el equilibrio presupuestario con medidas fuertes que favorezcan el crecimiento y el empleo. En esa batalla no va a estar solo porque el presidente del Parlamento Europeo, un socialdemócrata alemán, Schulz, ya manifestó que la Unión Europea iba a cambiar de rumbo y que Alemania debería ayudar para que los países del sur vuelvan al crecimiento. La canciller Merkel tendrá que explicárselo a Gabriel, presidente del SPD, que ha dicho que "la política de Merkel y Sarkozy ha profundizado la crisis en Europa". Así que, mira por dónde, nuestros amigos socialistas europeos son los amigos de España. Al menos son los que quieren ayudar.


(Publicado en Diario de Cádiz)

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