jueves, 6 de octubre de 2011

Reconstruir el proyecto socialista de MIQUEL ICETA


Para reconstruir el proyecto socialista debemos encabezar la reivindicación de la política democrática. Sólo desde la política podremos someter la economía al interés general. Debemos desconfiar de aquellos que quieren limitar el papel de la política o cuestionan las instituciones y la democracia representativa puesto que de forma involuntaria o interesada acaban por favorecer los intereses de los poderosos.
Para reivindicar la política hay que asegurar que de verdad sea democrática, representativa y útil. Por eso debemos asegurar la mejora de los mecanismos de participación, la transparencia y la lucha contra la corrupción. Y también mejorar los mecanismos de representación, tomando como referencia el sistema electoral alemán que combina mayor proporcionalidad con la elección directa de diputados que representan sus distritos electorales. Y debemos estudiar la ampliación del derecho de voto a los mayores de 16 años, como piden las Juventudes Socialistas.
 Los socialistas hemos cometido un gran error descuidando el debate de las ideas, el combate cultural. Demasiado a menudo, especialmente cuando ocupamos responsabilidades de gobierno, olvidamos que nuestra fuerza son nuestras ideas y el trabajo constante de nuestra gente, en las instituciones, y en la sociedad.
 Nuestras propuestas tienen que partir de un análisis cuidadoso de la realidad, del conocimiento de los problemas que afectan a nuestros conciudadanos, de nuestra capacidad de ofrecer una explicación y una respuesta sobre lo que pasa. Y para eso hay que hablar muy claro.
 1) Debemos afirmar que el sistema económico capitalista, la economía de mercado, sólo sigue la lógica del beneficio individual. Y que hay que regular y limitar los mercados si no queremos que la lógica de los mercados se imponga sobre los derechos y el bienestar de la mayoría.
 2) Debemos afirmar que hace falta una nueva regulación de los mercados internacionales. El mercado de capitales tiene que ser fuertemente regulado para evitar movimientos especulativos y hay que introducir una tasa sobre las transacciones financieras. En los acuerdos de libre comercio hay que incluir cláusulas sociales y ambientales. Hay que eliminar los paraísos fiscales. Sólo así conseguiremos poner la economía al servicio de las personas.
 3) Debemos avanzar hacia los Estados Unidos de Europa. La moneda única europea tiene que ir acompañada de una estrecha coordinación de las políticas económicas de los Estados, impulsando un verdadero gobierno económico europeo. Si no lo hacemos, iremos hacia el desastre. No puede ser que el presupuesto de la Unión Europea sea sólo el 1,27% del PIB de la Unión. Y que para defender países miembros en dificultades no tengamos los instrumentos necesarios. No nos lo podemos permitir. Y la Unión Europea no sólo tiene que ser un instrumento para evitar las turbulencias de los mercados financieros, además tiene que ser capaz de impulsar una estrategia de crecimiento económico, basada en la cohesión social y la sostenibilidad.
 4) Si queremos mantener el Estado del Bienestar tenemos que asegurar su financiación. Y tenemos dos opciones: o introducir mecanismos de copago o impulsar una profunda reforma fiscal. Yo me inclino claramente por la segunda opción. Para empezar, recuperando el impuesto sobre el patrimonio. Suprimirlo fue un error, como lo fue afirmar que bajar impuestos es de izquierdas. Debemos introducir un impuesto sobre las grandes fortunas, evitar los mecanismos por los cuales las rentas de capital acaban tributando tan poco y combatir sin cuartel el fraude fiscal. Debemos evitar también la competencia fiscal a la baja entre Comunidades Autónomas, que es el principal argumento esgrimido por los que quieren eliminar el impuesto sobre sucesiones y donaciones. Y esto implica la armonización fiscal a nivel español y europeo. Y finalmente debemos avanzar también hacia una fiscalidad ecológica.
 Creo que son mayoría los ciudadanos y las ciudadanas que quieren más y mejor democracia, más y mejor crecimiento económico, y más justicia social. Es a esta mayoría social a la que tenemos que dirigirnos. Aceptando con humildad nuestros errores, nuestras carencias. Defendiendo con orgullo las conquistas sociales que hemos ido consiguiendo. Reconociendo y explicando también los límites de la acción política. Buscando apoyos y complicidades. Escuchando a la gente y favoreciendo su participación en nuestras decisiones. Enriqueciendo nuestras propuestas a través del diálogo con expertos, creadores de opinión y activistas sociales y sindicales.
 Las próximas elecciones generales representan un reto formidable. Sólo podremos vencerlo desde la unidad, el apoyo firme a Alfredo Pérez Rubalcaba, la reivindicación de la política democrática y la recuperación de un discurso socialdemócrata y europeísta como el que he intentado esbozar en estas líneas.

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