Hace 30 años empezó un debate sobre el tráfico y el transporte en la Bahía (eso que los finos llaman ahora movilidad) con infinidad de estudios y documentos que proponían diferentes alternativas. Desde un primer momento los especialistas propusieron (apostaron) por el transporte público en todas sus modalidades: tren, catamarán, autobús. Las cosas han cambiado mucho pero las propuestas siguen. Recuerdo estudios hechos por Florencio Zoido, por Eduardo Mangada, por diferentes consultorías a iniciativa pública o privada. Cuando se iba a instalar en los terrenos de lo que fue la Unión Cervecera (Skol, qué tiempos) la multinacional Alcampo (ya ni existe), El Corte Inglés encargó un estudio de tráfico que se hizo público en el que llamaba la atención sobre el colapso de tráfico que se iba a formar a la entrada de la ciudad en el caso de que en esos terrenos fueran para un híper. El Corte Inglés se salió con la suya pero sí se instalaron ellos en los por entonces terrenos ociosos de astilleros. Siempre se pensó que el transporte público era la solución y se hicieron grandes debates sobre el porcentaje de personas que usaban vehículo privado (por entonces el 90%) y el transporte público. Se ponía como objetivo reducir el tráfico privado. Qué tiempos aquellos. Ahora vemos proliferar todo tipo de aparcamientos subterráneos (Santa Bárbara, Canalejas, el proyectado en plaza de Sevilla o en las Tres Carabelas, los que quería hacer el Ayuntamiento en la Catedral y la plaza de Abastos, los que se habla en las Puertas de Tierra). No existía la Avenida de la Ilustración ni la Avenida Trasversal pero se llegó a la conclusión de que había más problemas dentro de la ciudad que en sus accesos. Aún así, el Estado se va a gastar 300 millones de euros (50 mil millones de pesetas) en un nuevo puente para enchufar en la ciudad nuevos coches. En un primer momento se distribuirán los coches entre el Carranza y La Pepa, pero luego la invitación que hacemos entre puentes y aparcamientos significarán menos usuarios del transporte público y más del vehículo privado, hasta que lleguemos a la tormenta perfecta de saturación y no quede más remedio que restringir el acceso a la ciudad en coche.
Hemos mejorado mucho, faltaría más. Pero el primer impulso de los catamaranes se ha parado, el tranvía desde Chiclana está lleno de problemas y del tranvía desde Puerto Real no se sabe nada. El Consorcio Metropolitano de Transportes, que empezó con fuerza, se ha desinflado con la crisis. Eso sí, seguimos inaugurando nuevas avenidas y nuevos aparcamientos sin pensar en las consecuencias de tal política. Pintamos sobre la acera carriles bici que no llevan a ningún lado. El miércoles, a la alcaldesa la aplaudían por un trocito de avenida y un pequeño carril bici. Así somos, nos contentamos con cualquier cosa, aunque dudo mucho que veamos acabada algún día esta vía Trasversal. Si para la parte fácil hemos tardado 15 años, para desalojar dos edificios y terminarla tardaremos otros 30 ó 40 y para entonces, todos calvos (algunos ya lo estamos).
(Publicado en Diario de Cádiz)
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