jueves, 6 de noviembre de 2014

La tacita de plata, por José Petenghi

Dice la Física que el silencio perfecto, la total ausencia de sonidos, no existe. Algo disparatado. Los tipos que sostienen tal chorrada y que gastan el dinero del contribuyente en experimentos idiotas, deberían venir a Cádiz y comprobar que el silencio absoluto sí existe. 

Ésta, señores físicos, es la ciudad callada, Cádiz la muda, la taciturna. La tácita de plata. Aquí el personal enmudece preso de su miedo a hablar, no vaya a molestar, y calla por conveniencia, por desidia o por simple ignorancia. Aquí se calla hasta por militancia, pues el silencio clientelar también existe. 

Tampoco los dueños de ese silencio emiten sonido alguno cuando hablan. Son los políticos-ventosa, con labia de presentadores de Teletienda que te prometen el oro y el moro "al increíble precio que aparece en pantalla". Luego, si el producto es un timo, no te quejes, no reclames, no digas nada. Dirá que entendiste mal o que eso es lo que hay. 

Al político-ventosa, en realidad, le importa una mierda tu vida y la mía: su único empeño es seguir en el cargo con un programa bien sencillo. Primero, el autoelogio; segundo, ocultar la decadencia de la ciudad, en vez de buscar soluciones; tercero, echar la culpa a otro cuando ocurra algo malo; y cuarto, si no cuela lo anterior, hacerse la víctima. 

Y así veinte años, o treinta, o los que sean menester, porque el político-ventosa entiende la democracia en su sentido más carca. O sea, que el nivel de participación se limite a dejarnos votar cada cuatro años. Y así, extinguida la ciudadanía, sólo quedan súbditos calladitos. Además el político-ventosa es resabiado y se rodea de asesores mercenarios, palanganeros y asalariados del chivateo, para estar bien informado y ver por dónde vienen los peligros para la integridad de su sillón. O sillones, porque suelen ser varios. 

Dicen que la zona azul expulsa los coches-ventosa. Pues bien, aquí en la ciudad que sonríe sin ganas, la ciudad que anofuncia (o algo así) en la que los impuestos bajan subiendo, en la tácita de plata, no vendría mal una zona de un color diferente al azul que ahuyentara al político-ventosa.

(Publicado en http://www.diariodecadiz.es/article/opinion/1893715/la/tacita/plata.html)

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