Inmaculada Michinina |
No lleva guardaespaldas ni va en coche oficial, así que era fácil decirle todo eso a la cara, pues ella se busca la vida vendiendo manualidades en el baratillo de los domingos. Pero no, atrincherada en el anonimato que proporciona la red, la bienpensancia gaditana la ofende porque es incómoda y la insulta porque es pobre. Así son. Dice un amigo mío que sólo hay algo peor que la ultraderecha: la ultraderecha moderada.
Pero todavía quedaba algo más: el posado de Inmaculada en la revista Interviú. ¡La que se ha formado! Al Cádiz viejuno, en su visión ovina de las cosas, le han salido golondrinos y casi le da una embolia. Los bochornosos comentarios, sexistas, retrógrados y chabacanos dan idea del nivelito que existe en la fachosfera. Lo más suave es acusarla de que ha cobrado por ello. Tuviera que ver. O que ha perdido la dignidad por enseñar su cuerpo. Bueno, pues no creo que sea menos indigno que, un poné, inventarse títulos y licenciaturas en el currículo político. O tan frívolo como salir en otra portada de revistas de colorines con la equipación del Cádiz CF rodeada de hooligans de la tercera edad. O disfrazada de Constitución, de espectro errante o de Dama del Lago, pues no se sabía bien.
Y lo último ultimísimo es el rumor de que Inmaculada Michinina ¡puede presentarse en una lista electoral! Les dará otro sofoco. Fijo.
En el fondo lo que les asusta es ver a la gente perder el miedo y la vergüenza. En este orden o al contrario. Da igual.
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