lunes, 5 de mayo de 2014

El mástil de Naútica. Por Julio Malo de Molina

Durante la pasada semana tuve la ocasión de intervenir en algunos encuentros acerca de la ciudad antigua de Cádiz, esta fortaleza marina que María Teresa León describía como un barco de piedra y que representa un centro histórico realmente muy bien conservado. Junto al medio natural que configura la Bahía, es uno de los activos más sólidos de este área para la cual aún late como su corazón vivo. Participaron: técnicos, periodistas, profesores, intelectuales, políticos y otros ciudadanos. Juan Acuña, en cuya prudente sabiduría todos reconocemos los criterios más solventes acerca de la ciudad y el territorio, recordó reflexiones de los primeros ochenta en las cuales ya se diagnostican problemas que continúan en la lumbre del debate. Así, la barrera de los muelles hurta hoy a la ciudad aún más su principal fachada marina, mediante esa llaga abierta por la ampliación de la vía de rodadura que discurre junto a la verja portuaria. También preocupan la deficiente movilidad y la precaria accesibilidad, que plantean la oportunidad de un carril bici perimetral y la peatonalización de esas calles tensadas que el sol atraviesa como una espada de plata. Y la recomposición de sus áreas de oportunidad: el Frente de Tierra; la plaza entre la estación y los muelles como umbral de la ciudad al mundo; y la Ensenada de Santa Catalina: La Caleta de Quiñones donde tuvo lugar uno de los encuentros, durante el cual a poco se nos viene encima el mástil de la Escuela de Náutica, uno de los muchos edificios públicos abandonados.

Inteligente la advertencia de Manel Narváez acerca del disparate que supuso arrojar los centros docentes, desde un entorno urbano propicio a la convivencia, a otro lugar que hubiera merecido su preservación como espacio natural. La ciudad antigua de Cádiz necesita potenciar usos docentes, comerciales, turísticos y culturales, que son los propios de una ciudad histórica amable. Buena noticia la vuelta de Ciencias de la Educación a un hermoso caserón neoclásico en avanzado proceso de abandono y ruina. Aún quedan muchas acciones para consolidar un modelo de conservación y de mejora sostenible para la ciudad, entre ellas conseguir de la UNESCO la Declaración de Patrimonio de la Humanidad para su recinto intramuros.  DSCF5238

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