sábado, 31 de marzo de 2012

La ruptura del pacto social, por Manuel de la Rocha

Nuestro país se incorporó tarde al proceso de construcción del Estado de Bienestar. El atraso económico y la dictadura impidieron que España participara de lo que se llamó el "pacto keynesiano" que tras la Segunda Guerra Mundial alcanzaron en Europa la izquierda y la derecha, socialdemócratas y democracia cristiana.

Este pacto incluía como elemento central la presencia de sindicatos fuertes y el reconocimiento de la negociación colectiva como instrumento frente a la desigualdad en las relaciones de producción, llegando en algunos países hasta la “cogestión” en las empresas.
En España el franquismo había eliminado a los sindicatos, sometiendo a los trabajadores a la dictadura del capital y aquel pacto no pudo llevarse llevó a cabo hasta la Constitución de 1978, consensuada entre la derecha y la izquierda,  que constituía a nuestro país en un “Estado social y democrático de Derecho” (Art.1.1), en el que sindicatos son pilares inexcusables para la defensa de los intereses de los trabajadores (Art.7), garantizándose el derecho a la negociación colectiva y a la huelga (Arts.37.1 y 28.2).
Sobre esta base común los sucesivos gobiernos de la transición fueron promoviendo las leyes básicas reguladoras del conflicto social, fundamentalmente el Estatuto de los Trabajadores y la Ley Orgánica de Libertad Sindical (LOLS), buscando un equilibrio entre capital y trabajo cuyos elementos centrales eran la libertad de mercado y de empresa, la negociación colectiva como vía de regulación de las condiciones de trabajo y la mejora progresiva de la situación de los trabajadores. Contemplando, además, la participación de los sindicatos en distintas funciones y órganos del Estado, para garantizar el “salario social”: pensiones, sanidad, educación, vivienda, etc.
Ese pacto social ha quedado drásticamente truncado con la reforma laboral aprobada por el Gobierno del PP, con una profunda ruptura del equilibrio en las relaciones de trabajo, imponiendo un cambio de modelo que otorga a los empresarios un poder de disposición sobre salarios y condiciones de trabajo como no tenían desde el franquismo.
Ante todo la reforma  pretende una generalizada devaluación salarial.  El Gobierno, al no poder recurrir a la devaluación monetaria, opta por una mejora de la productividad del sistema sobre las espaldas de los trabajadores vía disminución de los costes laborales. Son muchas las medidas que con este objetivo se incluyen: la  prioridad absoluta en materia salarial del convenio de empresa, cuya razón es simplemente la bajada generalizada de salarios; la facultad que se otorga al empresario para que unilateralmente reduzca los salarios, sean pactados colectivamente sea en contrato individual; la rebaja radical del coste del despido, de 45 días a 20 días, además de la rebaja en el tope máximo de 42 mensualidades a un año; la desaparición de los salarios de tramitación en la declaración judicial de improcedencia del despido; y la eliminación de la autorización administrativa en los EREs, que la exposición de motivos impúdicamente justifica precisamente para que no se pacten indemnizaciones  superiores a 20 días año.
Todo ello implica un inmenso traspaso de rentas de los trabajadores a los empresarios, de miles de millones de euros, sin negociación ni compensación alguna. Más aún, con expreso desprecio por el Gobierno al pacto de moderación salarial incluido en el Acuerdo suscrito por sindicatos y patronal el 25 de enero pasado.
El segundo objetivo de la reforma es debilitar la posición de los trabajadores disminuyendo ostensiblemente las posibilidades de acción colectiva de los sindicatos. La derecha histórica española siempre ha estado enfrentada al movimiento sindical, salvo en la primera fase de la transición. Ahora de nuevo el PP y sus acólitos mediáticos han centrado su batalla  contra los sindicatos UGT y CCOO, a quienes consideran enemigos, quizás “de clase”, y como no pueden eliminarlos como hizo la dictadura, se busca desprestigiarlos ante los trabajadores y la ciudadanía, y quitarles poder como sujeto colectivo en las relaciones laborales, para individualizarlas.
Muchas son las vías. En mi opinión la más importante es eliminar la capacidad de sindicatos y empresarios para articular y estructurar la negociación colectiva, al dar prioridad en todos los casos al convenio de empresa, promoviendo su negociación sin presencia sindical, y devaluando los convenios de sector, que tienden a homogeneizar las condiciones de trabajo, defienden mejor a los trabajadores y evitan el dumping social; eliminando la ultraactividad de los convenios colectivos, de forma que por el transcurso de dos años desde el fin de su vigencia sin haberse pactado uno nuevo, todos los derechos que reconocía a los trabajadores, salariales, de jornada, etc,  resultado de años de negociación y lucha, “decaen”, se pierden y tienen que volver a negociarse en su integridad. La posición empresarial se ve así reforzada de forma absolutamente extrema, pues les será mucho más fácil alcanzar sus propuestas simplemente con que transcurra el tiempo, que juega siempre a favor del empresario.
La tercera pieza, vinculada a las anteriores, es el desproporcionado incremento del poder empresarial en todos los ámbitos de la relación de trabajo. Desde aspectos aparentemente menores, como la desaparición de las categorías profesionales, hasta el poder modificar las condiciones de trabajo alegando simplemente razones económicas “relacionadas” con la competitividad  o la productividad, sin prácticamente control judicial; el abaratamiento del despido y la facilitación de sus trámites; los descuelgues de los convenios sin acuerdo;  el incremento a un año del período de prueba en los nuevos contratos para emprendedores, con despido libre y gratuito; incluso la limitación de los derechos de las mujeres para conciliar el cuidado de sus hijos.
Nada hay que intente equilibrar, aunque sea mínimamente, los grandes recortes económicos y de derechos que se producen. El Gobierno alega que esta reforma posibilitará la creación de empleo, pero paradójicamente el propio Gobierno anuncia que este año se producirá un incremento de 630.000 nuevos parados. Esta reforma va a empobrecer a trabajadores y clases medias  y generar muchos despidos. Y con el draconiano ajuste fiscal de este año y del próximo, veremos cuántos nuevos parados generará la política del PP en el 2013.
Nunca desde el franquismo los derechos de los trabajadores habían sido tan duramente recortados. El ministro Guindos, en aquella escena en la que sumisamente informaba a sus jefes europeos sobre lo que estaban planeando, habló de una reforma “extremadamente agresiva”. Los trabajadores van a defenderse de esta agresión extrema y sin precedentes. Está en juego el futuro del Estado social

jueves, 29 de marzo de 2012

Un pueblo es, por José Pettenghi

Cuando veo a la ministra Fátima Báñez, en la discoteca de mi memoria suena la canción "Un pueblo es, un pueblo es...". No puedo evitarlo. Bueno, pues María Ostiz, digo la ministra, afirma que ir a la huelga es de personas irresponsables. 

¿Irresponsables? Digo yo que cada cual tendrá sus razones para ir o no ir a la huelga, pero llamar irresponsables a los que van cuando peligra su puesto de trabajo, ven recortados sus derechos laborales o reducido su salario, es un insulto a ellos y a la inteligencia, por este orden. Tal vez ella podría hallar muchos más irresponsables entre los padrinos de la enloquecida política hipotecaria española, o entre los que miran para otro lado ante el fraude fiscal, o entre los que se forran riendo las gracias a los paraísos fiscales, o entre los que tienen sueldos y cargos vitalicios. Y entre los alcaldes cuyos ayuntamientos son oficinas de colocación mientras gastan alegremente en televisiones, propaganda y viajazos. También encontraría irresponsables entre sus colegas los políticos que sólo tendrán que cotizar 11 años para cobrar el 100%, que pueden compatibilizar sueldos, que si dejan el cargo consolidan el complemento o se colocan en una empresa o una embajada y que, en definitiva, son ellos mismos los que deciden sus subidas de sueldo. 

La ministra Fátima Ostiz, digo Báñez, también califica a la huelga de política. ¿Política? Hasta hoy yo creía que los sindicatos hacen política y que una huelga siempre es un acto político. A no ser que nos quiera hacer creer que ella no hace política, que es algo inmundo y antipatriótico. 

Vivir sin sobresaltos, no querer ser ni rico ni pobre sino todo lo contrario y poder seguir manteniendo el tinglado con sus impuestos. Eso es un pueblo. Y no un país narcotizado, sometido al mercado y donde la familia sea una unidad de consumo en lo universal. 

Así que, tras el éxtasis popular y el éxito oficial de ¡Viva la Pepa!, se podría ir pensando en celebrar el bicentenario de otro grito muy adecuado a la ocasión: ¡Vivan las cadenas! Hay tiempo, es en 2014, quedan aún dos años.


(Publicado en Diario de Cádiz)

miércoles, 28 de marzo de 2012

Griñán: nuevos tiempos, por Rafael Román

SORPRESEA. Esa ha sido la palabra de la noche electoral para todos menos para Pepe Griñán, que confió, casi en solitario, en unos resultados distintos de los que se pronosticaban. Creyó en sus posibilidades, se empeñó contra propios y extraños y ganó su apuesta. Se quedó a un punto de Arenas. Los recalcitrantes de su propio partido, que tenían preparada la campaña de acoso y derribo, han guardado los argumentos y han vuelto a la simulación. 

Se han roto muchas cosas. La más notoria, la política del PP. Entendían que ya no tenían barreras. Que su ascenso era irrefrenable. No ha sido así. El mecanismo ancestral de la democracia de poderes y contrapoderes ha funcionado. También el principio de exigencia de responsabilidad. Las medidas adoptadas por dicho partido lo han sido contra la letra y el espíritu de la campaña electoral: "Bajaremos los impuestos", "No abarataremos el despido", "Acabaremos con el paro", se han demostrado demagógicas en las circunstancias que vivía España y en la coyuntura financiera internacional. Pero indudablemente se dijeron y se ha hecho, al día siguiente, lo contrario. La abstención deL PP en la votación del copago en Cataluña y la fuga de Arenas del debate electoral fueron malas señales al electorado. Y en dos días, más: los presupuestos. 

Se ha truncado asimismo el plan de normalizar a la baja a todas las comunidades autónomas, salvo a la vasca y a la catalana. La hegemonía del PP en todas las comunidades permitiría esa política que ahora Andalucía -como en el 28 de Febrero de 1980- va a impedir con toda seguridad. Sin privilegios ni discriminaciones. Andalucía tampoco ahora permitirá que la derecha española se entienda con la vasca y la catalana para llevar adelante semejante plan. Sabia tozudez del pueblo andaluz. 

Las urnas han mandado mensajes para todos los partidos. UPYD y PA tendrán que esperar cuatro años. IU ha duplicado su representación. Un éxito. El PP ha ganado tras 30 años de espera, pero de manera insuficiente, y tomará medidas de cambio de liderazgo cuando llegue la calma. El PSOE no ha quedado en primer lugar pero ha resistido mucho más de lo esperado y esa es su victoria: derrotar las expectativas creadas por las encuestas y el clima judicial. El PSOE tiene que tomar nota. Ha sido indultado en el último minuto. Empezará un tiempo nuevo de fuerte renovación interna y de honradez insobornable e intransigente. Griñán, con un liderazgo incontestable, lo hará cumplir.


(Publicado en Diario de Cádiz)

Una fuerza insuficiente

LA lectura provincial de los resultados de las elecciones autonómicas del pasado domingo ofrece un dato incuestionable: el Partido Popular fue, por tercera vez consecutiva en unos comicios, la fuerza política más votada en Cádiz. Sin embargo, este dato no fue suficiente para contribuir al objetivo de la mayoría absoluta que habría permitido a este partido gobernar en Andalucía. Una de las razones se encuentra en que el PP, aunque mantiene su liderazgo en votos en la provincia, no sólo no ha crecido sino que ha perdido 81.000 sufragios respecto a las elecciones generales de 2011, poco más de mil respecto a las municipales de ese mismo año y cerca de 35.000 en relación a las autonómicas de 2008. El PSOE pierde unos 20.000 votos respecto a noviembre, 'recupera' 45.000 votos respecto a las municipales y cae en nada menos que 122.000 votos en relación a las últimas autonómicas. Por su parte, IU mejora en 12.000 votos su dato de las generales, cae en 4.000 sobre las municipales y sube en 24.000 respecto a 2008. Estos datos explican que el PP no haya alcanzado su objetivo de llegar al octavo parlamentario, que el PSOE pierda dos y que Izquierda Unida gane uno. Y aunque de cara a la galería las tres fuerzas políticas hagan un balance positivo, tan sólo en IU podrán estar realmente satisfechos, ya que populares y socialistas tendrán que hacer en clave interna un ejercicio de autocrítica tras el 25-M. Al PP no le ha bastado con seguir siendo la fuerza dominante en la mayoría de las comarcas de la provincia (en la Janda es donde más votos ha perdido y ya domina el PSOE) ni con ser con diferencia el partido más votado en las grandes ciudades y en la mayoría de las localidades de más de 20.000 habitantes. De hecho, es la tercera provincia del PP de Andalucía en votos. Pero todo eso, como el resultado de Arenas, no es suficiente. Como tampoco lo será para un PSOE en el que habrá cambios, tanto a nivel orgánico como el institucional para una provincia donde Griñán y su ejecutiva querrán abrir una nueva etapa en la que también Izquierda Unida tendrá mucho que decir.


(Publicado en Diario de Cádiz)

miércoles, 21 de marzo de 2012

¿Qué está pasando?. por Rafael Román

LEHMAN Brothers, crisis de las subprime, prima de riesgo, rescate de Islandia, Irlanda, Grecia, Portugal… Hemos vivido una cadena de caídas de las bolsas, rescates de países, quiebras y despidos en las empresas, explosión de la burbuja del ladrillo español, naufragio del euro, contracción inmobiliaria, recortes sociales, de dudas sobre la viabilidad de nuestro sistema de bienestar, de zozobra general por el aumento del desempleo…
 ¿Qué está pasando? ¿Hasta dónde y hasta cuando seguirá esta situación? ¿Es el fin del capitalismo? ¿Es la vuelta al siglo XIX? ¿El capitalismo salvaje de nuevo? ¿Se ha roto el pacto social construido en Europa tras la segunda guerra mundial entre demócrata-cristianos y socialdemócratas para establecer un equilibrio entre el capital y el trabajo? ¿Las medidas que se están tomando y que significan un claro retroceso son provisionales, mientras dura la crisis, o son medidas que han llegado para quedarse para siempre? ¿Esto es la globalización? ¿La caída del muro de Berlín y del bloque soviético ha sido la señal para que el capitalismo se considere sin trabas para avanzar su programa oculto? ¿Podemos seguir tratando de competir con regímenes y países que no tienen nuestro sistema de seguridad social ni nuestro nivel salarial? ¿Cuánto tiempo resistiremos esta competencia a todas luces desleal desde el punto de vista social? ¿Nuestros hijos vivirán peor que nosotros? ¿Esta regresión es temporal o hemos entrado en una espiral que acabará con los logros sociales y con los niveles de bienestar logrados tras tantos años de progreso, crecimiento económico y luchas sociales?
 Todas estas preguntas, y muchas más que se hacen los ciudadanos, han creado un clima de incertidumbre, de retraimiento, de miedo, de inseguridad que está siendo aprovechado por los gobiernos europeos de centro-derecha y el gobierno español para hacer un borrón y cuenta nueva laboral con derechos que habían tardado decenios en consolidarse. No caben respuestas simples ni demagógicas pero la situación ha cambiado radicalmente y no tenemos salvavidas a los que asirnos para no ahogarnos. En este clima se convoca la huelga general.
 Los sindicatos españoles, que están ahora en el punto de mira de la derecha parlamentaria, del gobierno y de los medios que giran en su órbita de influencia, han demostrado desde 1977 un sentido de responsabilidad fuera de toda duda. Que nadie dé argumentos falsos. Los sindicatos han hecho huelgas generales a los gobiernos de todo signo político. No son contra España, son ahora como en el pasado -y guste o no- en defensa de derechos sociales.

martes, 6 de marzo de 2012

lunes, 5 de marzo de 2012

IU pregunta sobre el pago del IBI por la Iglesia católica

A LA MESA DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

Al amparo de lo establecido en el artículo 185 y siguientes del Reglamento del Congreso de los Diputados, el Diputado que suscribe formula la siguiente pregunta sobre el Pago del IBI por la Iglesia Católica, dirigida al Gobierno para su respuesta escrita.
La Iglesia Católica española vive en un paraíso fiscal, beneficiándose de exenciones de tasas e impuestos de un valor incalculable. Esta situación privilegiada choca frontalmente con el principio constitucional de no confesionalidad del Estado.
Al mismo tiempo, el Estado entrega a la Iglesia Católica más de 9.000 millones de euros anuales entre aportaciones directas e indirectas: asignaciones tributarias vía IRPF, exenciones en distintos tributos, financiación de personal que imparte religión católica y de centros de ideario católico, transferencias para asistencia sanitaria y obra social, financiación de funcionarios capellanes, mantenimiento de patrimonio artístico de su propiedad, y otras subvenciones y financiación de eventos religiosos o para asociaciones de ámbito local, todo ello en virtud de los Acuerdos con la Santa Sede de 1979, pero también por un trato de favor político en distintas disposiciones en la Ley de Mecenazgo, en la Ley de Fundaciones y otras, un conjunto de argucias legales que hunde sus raíces en la desamortización de Mendizábal.
La Iglesia Católica, por ejemplo, es la mayor propietaria de bienes inmobiliarios rústicos y urbanos en toda España, entre ellos un incalculable número de edificios o pisos alquilados a terceros, un enorme patrimonio que está exento del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Según algunas fuentes, si la Iglesia pagara el IBI, Hacienda ingresaría en torno a 2.500 millones de euros.
Para conocer con detalle ese patrimonio, es necesario que el Estado establezca un censo de ese patrimonio.
El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino, señaló el 1º de febrero de 2012 que si la Iglesia tuviera que pagar el IBI, no podría pagar a Caritas. Pero el argumento es falso, porque a Caritas la financian esencialmente los voluntarios y los contribuyentes que marcan la cruz en la casilla correspondiente de su declaración del IRPF, además de una aportación puntual que la Iglesia asigna a Caritas desde el año 2008.
Recientemente, en Italia, el nuevo gobierno presidido por Mario Monti ha obligado a que la Iglesia Católica italiana pague el Impuesto de Bienes Inmuebles de todos los edificios que no se dediquen al culto religioso, incluidos aquellos que se dediquen a fines lucrativos. En este grupo entrarían colegios católicos, universidades, asociaciones, conventos transformados en hoteles o pisos de oficinas alquilados a empresas que no tienen nada que ver con la religión y que hasta ahora habían estado exentos de impuestos.
En medio de la profunda crisis económica que golpea a la ciudadanía, y en un momento en que los Ayuntamientos se ven forzados a proceder a un drástico aumento del IBI a particulares y empresas, parece necesario que la Iglesia Católica, como principal propietaria de España, participe en el esfuerzo colectivo necesario para superar la crisis.
Por todo ello, se formulan las siguientes preguntas:
  1. ¿Conoce el Gobierno el tratamiento fiscal que otros Estados miembros de la Unión Europea dispensan a los bienes de la Iglesia Católica?
  1. ¿Qué iniciativas piensa desplegar el Gobierno para acabar con privilegios fiscales injustificados, siguiendo la orientación general de la Comisión Europea?
  1. ¿Piensa el Gobierno seguir el ejemplo de Italia, donde la Iglesia Católica está obligada al pago del IBI por sus bienes inmuebles?
  1. ¿Tiene previsto el Gobierno impulsar las modificaciones pertinentes de las normas tributarias, de la Ley de Mecenazgo y de la Ley de Fundaciones, para alcanzar este objetivo?

  1. ¿Piensa el Gobierno establecer un censo de los bienes inmuebles rústicos y urbanos que son propiedad de la Iglesia Católica y de sus organismos dependientes, con el fin de que se pague religiosamente el IBI?.
Palacio del Congreso de los Diputados
Madrid, 2 de Marzo de 2012


Fdo.: Gaspar Llamazares Trigo
Diputado de IU


sábado, 3 de marzo de 2012

Vuelta al cole


En pocas semanas José Luis Blanco, histórico dirigente socialista, ex-consejero, miembro de la Mesa del Parlamento andaluz y cabeza del sector crítico del partido en la provincia (opuesto al aparato de Cabaña y Pizarro, por dejarlo claro) deja de tener cargo público y  vuelve al cole. Es decir, a trabajar de maestro, que es su oficio. Auto excluido de las listas electorales, se vuelve a su plaza y ha pedido ocuparse de los alumnos de compensatoria, o sea de los más complicados.
Tendrá más tiempo para la política. El congreso provincial está en el horizonte y en las estrategias presentes y se presenta de lo más animado.
Es lo que dice Lalia González-Santiago en su blog El rayo verde.

jueves, 1 de marzo de 2012

¡No es por la crisis, es por el morro!




Traducimos el discurso del gobierno para explicar como nos afecta realmente la reforma laboral.
Hay que parar el mayor ataque en la historia de la democracia contra los derechos laborales, salariales y sociales de la mayoría.
Nos jugamos mucho, por nuestro futuro. Somos más!
http://www.izquierda-unida.es/paremos_la_reforma_laboral

Javier Arenas quien no te conozca que te compre